La verdad duele

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Narra Akko

Diana: Responderme, ¿qué hacéis aquí? -preguntó cruzándose de brazos.

Akko: Veníamos a buscar la verdad, hay algo que nos ocultan nuestros superiores y hemos venido siguiendo una pista.

Yasuka: Ya nos marchamos.

Diana: Contadme más sobre eso.

Nos miramos entre nosotras y accedimos a contarle lo que sabíamos, Diana parecía pensativa hasta que nos comentó que sospechaba algo desde hace algún tiempo pero necesitaba más pruebas para saber si era cierto.

Abrí el pergamino para encontrarme con una declaración y dos firmas, una era de una bruja y la otra de un antiguo rey dragón que tuvimos. Nos sorprendió ver el tratado pero comencé a leerlo en voz alta.

"Desde hace algún tiempo la batalla entre las brujas y los dragones no han cesado, se han perdido muchas vidas por parte de ambos bandos y eso es algo que ya se debe permitir más. Por eso hemos decidido crear este tratado como símbolo de paz entre ambas especies pese a que todavía hay odio entre ambos.

Con la ayuda de Magnus Archival hemos conseguido crear una piedra mágica para que las brujas posean magia sin tener que recurrir a las vidas de los dragones, así como hemos construido una espada capaz de matar a un dragón. Esta ha sido entregada a las brujas para defenderse si fuera necesario, pero nunca para acabar injustamente con un dragón.

Esperamos que en un futuro la guerra entre ambos finalice y reine la paz y la armonía."

Diana: Si escribieron esto es porque ambos bandos deseaban la paz pero habían personas o dragones que se oponían. Debemos investigar más, si esto es real, hay alguien que desea que entremos en guerra nuevamente.

Lucoa: ¿Quién sería capaz de hacer algo así? -preguntó algo confundida.

Siryah: Debemos preguntarle a los reyes si saben algo. Por ahora será mejor que nos marchemos para no molestar.

Salimos de aquella sala y cerramos la entrada para que estuviera como antes. Diana se hizo una copia del pergamino con su magia y nos marchamos. Por el camino empecé a pensar que el rey actual ocupó el lugar del anterior porque Fergus murió de manera insólita.

A la mañana siguiente pedimos audiencia con el rey y nos la concedió, Eliza nos veía algo confundida desde su trono pero no nos preguntó nada.

Ion: ¿A qué se debe vuestra visita? ¿Y por qué estáis en vuestra forma humana? Estamos en el reino dragón. -preguntó molesto por estar en forma humana.

Akko: Eso no es importante ahora, majestad. Hemos encontrado este pergamino donde nos muestra que dragones y brujas deseaban la paz. -mostré el pergamino y noté como el rey se removió nervioso.

Tohru: Es por eso que sospechamos que alguien de nuestro reino y el de la brujas desea que haya una guerra. ¿Usted sabía algo?

El rey se mantuvo en silencio durante unos segundos, después de eso comenzó a reírse y nos miramos confundidas.

Ion: Así es, yo deseo que haya una guerra. -nos sorprendimos pero nos mantuvimos fuertes. -Esas brujas nos robaron la magia, además de que la usaban como entretenimiento y eso no lo puedo permitir.

Siryah: Nadie nos quitó la magia, entre dragones y brujas hicieron la piedra filosofal. ¡Tú nos mentiste!

Ion: Claro que sí. Si no lo hubiera hecho nunca hubierais robado la piedra, ahora que somos más poderosos acabaremos con ellas.

Akko: No lo permitiré. -gruñí molesta y apretando los puños.

Ion: Lo mejor fue que maté a mi padre, siempre supe que él y otra bruja acordaron ese estúpido tratado de paz y nunca se lo perdoné. Es por eso que lo maté para ocupar su puesto. Ahora que sabéis la verdad no puedo dejaros ir. ¡Guardias!

Dos guardias entraron para retenernos pero conseguimos escapar de ellos, al ser más grandes sus movimientos eran relativamente más lentos. Al salir fuera nos transformamos en dragones, intentamos ir a por la piedra pero habían demasiados guardias.

Tohru: Será mejor que nos marchemos, estaremos seguras en el bosque.

Volamos hasta el bosque pero nos seguían persiguiendo, todas pronunciamos un hechizo para hacernos invisibles al ojo humano mientras sobrevolábamos el pueblo que había cerca de la academia. 

Escuché como mi prima gritó y vi cómo uno de los guardias le había clavado una espada maldita, ella consiguió eliminar al guardia pero cayó inconsciente hacia alguna parte del bosque cercano al pueblo.

Akko: ¡Tohru! -grité preocupada.

Lucoa: Ella estará bien, será mejor que los perdamos de vista. Luego ya veremos donde está.

Asentí y seguimos volando, llegamos a unas ruinas y allí nos detuvimos. Supe que estábamos a salvo siempre y cuando no llamáramos la atención. Tuvimos que descansar un poco para recuperar la energía, y tener hambre no ayudaba demasiado.

Akko: Espero que estés bien, Tohru. -pensé preocupada por la situación en la que había dejado a mi prima.

Narra Tohru

Al abrir los ojos noté que estaba en medio de un bosque pero no supe cual era. Tenía la espada clavada en el torso y me dolía a rabiar pero no me la podía quitar. Al estar maldita solo una bruja podría quitármela u otro dragón, para mi mala suerte no tenía a nadie así por aquí cerca.

Esperaba que las demás hubieran conseguido escapar y ponerse a salvo. La espada me iba quitando mi magia lentamente hasta que pereciera, me sentía demasiado débil para hacer cualquier cosa y eso me frustraba.

Escuché unos pasos acercarse y levanté la cabeza en alerta. Una chica con gafas y pelo rojo entró tambaleándose, al verme se sorprendió pero no dijo nada. 

???: Es la primera vez que veo un dragón, hip. -tuvo un hipo. -¿Qué haces aquí solo?

Tohru: Eso no te incumbe, humana. -respondí cortante. Lo que menos quería era tener a una molesta humana aquí. -Vete y déjame en paz.

???: Vaya...eso debe doler. -dijo mirando la espada. -¡Te la quitaré! 

Tohru: ¿Qué? No.

Empezó a escalar por uno de mis brazos hasta llegar a la espada, la cogió y comenzó a tirar de ella con la poca fuerza que tenía. Era la primera vez que veía a una humana hacer algo como eso, son idiotas.

Tohru: Esa espada está con una maldición que solo una bruja o dragón me la puede quitar. Una humana como tu no puede hacer nada.

???: Me da igual, si no intentas las cosas nunca sabrás si lo puedes hacer o no. -dijo roja por el esfuerzo. 

Sin previo aviso consiguió quitarme la espada, me levanté haciendo que ella cayera al suelo y me miró sorprendida. Me quedé mirándola durante un rato, esta humana había llamado mi atención. ¿Cómo había podido quitarme la espada pese a que estaba maldita?

Tohru: Humana. ¿Cómo te llamas? -pregunté mirándola fijamente.

???: Me llamo Kobayashi.

Secretos (Diakko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora