30. Sortija.

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Cuando los tres salimos totalmente llenos y satisfechos, en el camino vimos una feria realmente amplia a la que por supuesto Jaemin quiso ir.

—Mamá mamá quiero subir a la montaña rusa —me pidió, señalando el juego, entonces me puse de cuclillas quedando a su altura.

—No puedes cariño, es un juego extremo y allí indica que no pueden subirse niños de seis años —le explique señalando el letrero, luego señalé otro juego parecido, pero éste si era apto para niños—. ¿Quieres ir a ese?

—¡Sí!

Cuando íbamos a ayudar a Jaemin para que subiera a aquel juego, Jihoon y yo nos dimos cuenta de que nuestras manos estaban entrelazadas. Eso hizo que nos sonrojaramos ligeramente.

—¿Pueden subir ustedes también? —nos preguntó nuestro hijo mirándonos a los dos.

—Claro que sí, cariño, mamá y yo nunca te dejaremos sólos —dijo Jihoon, entonces sonreí realmente feliz, él lo amaba tanto como yo.

Ambos subimos juntos en aquellos asientos compartidos, yendo delante nuestro Jaemin junto a una niña de su edad. Antes de que el juego llamado 'la oruga' echará a andar, Jaemin ya estaba hablando con la niña de dos coletas, aquello me hizo reír ligeramente.

—¿No le temías a éstas cosas? —me preguntó Jihoon mientras nos moviamos lentamente, cuando esto llegará a la bajada empezaría aquella tortura.

Asenti ligeramente, causando que él acariciara mi cabeza, ese gesto me hizo sentir como hace muchos años atrás en los cuales me trataba de esa forma.

El juego fue realmente horrible, todos gritaban a más no poder y cuando estaba por venir la última vuelta Jihoon sacó una cajita de el bolsillo de su camisa. Era pequeña, roja y tenía un moñito.

Presintiendo lo que era mis ojos empezaron a producir lágrimas, ¿Esto de verdad estaba pasando?

—Nuestra relación ha sido muy complicada... ¿Sabes por qué te propuse la apuesta? Quería convencerme de que no estaba enamorado de ti —me contó abriendo la caja, dejando ver una hermosa sortija—. Y si lo estaba, gracias a ti tengo un maravilloso hijo, ¿Sabes qué me falta? Tenerte a ti... dicho esto, ¿Te casarías conmigo, Tn?

Antes de que pudiera responder las demás personas ya estaban aplaudiendo y gritando emocionadas, el señor paró el juego un instante, parecía ansioso de oir mi respuesta.

—Me tuviste desde el primer instante en que te vi, Jihoon, aceptó —respondí antes de besarlo, creyendo que no podía ser más feliz que ahora.

- Narrador -

—¿Qué haces? —preguntó la señora Kim a su hijo, quien empacaba las cosas de Tn y Jaemin, estaba seguro de que después de que salieran con Jihoon terminarían yéndose con él.

—Devolviendo lo que no es mío —respondió el rubio sin detenerse, la mujer ingresó a la habitación y tomó asiento.

—¿A qué te refieres?

—Hace años tomé algo que no era mío... disfruté de ello como si me perteneciera, ahora tengo que devolverlo —explicó el chico sonriendo débilmente, no quería quebrarse. Su madre tenía que saber la verdad.

—¿Qué estás diciendo, Seunghun? —la castaña miró toda la habitación, ¿Su hijo de verdad estaba refiriéndose a ellos?— Tu hijo y tu mujer son tuyos, de seguro te vas a mudar con ellos... ¿Verdad?

Silencio.

—¿Verdad que te irás con tu familia, hijo?

—Ellos se van mamá —respondió sollozando, era difícil soportar que las dos personas que iluminaban su vida se fueran a ir—... Me van a dejar, aún así me toca enviarlos lejos y dejarlos ir.

La señora Kim corrió a abrazar a su hijo, ella lloraba tanto como él, su dolor era doble. Por seis años había criado a Jaemin como su nieto y a Tn como una hija suya, ver que su hijo estaba destrozado hacia que su corazón se oprimiera.

—¿Por qué lo hiciste? La trajiste aquí y le diste un hogar, cuidaste de ella, fuiste hasta otra ciudad en medio de la madrugada sólo porque se le antojaron unos chocolates cuando estaba embarazada, criaste a alguien que no tenía tu sangre... todos estos años que pasaste con ambos, sabiendo que ninguno de ellos te pertenecía en realidad —le dio un suave golpe a su hijo en la cabeza—. Eres realmente tonto, ¿Cómo pudiste soportarlo sólo?

Seunghun abrazó una camiseta del pequeño Jaemin estrechandola contra su pecho, de algún modo aquel niño lo había hecho papá y eso lo hacía más difícil dejarlo ir.

—No vamos a perderlo... sólo se irá de casa y sentirás su ausencia tan dolorosa como si clavaran cuchillos en tu corazón, solo se irá y ya no te recibirá cada día cuando llegues del trabajo, solo se irá y me dejará sola —agregó la mujer secando sus lágrimas, luego tomó asiento en el piso y guardó algunas prendas del pequeño en una caja.

—¿Qué haces? —preguntó Seunghun sin dejar de llorar.

—Ayudandote a devolver lo que no es tuyo.

¡Hola!Haré un maratón que llegará hasta el final del libro, gracias por leer

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¡Hola!
Haré un maratón que llegará hasta el final del libro, gracias por leer.♡

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