Le cuento a Jesse todo lo ocurrido, este me oye sorprendido, con una ligera mirada de preocupación, pero de momento no dice nada al respecto. Cuando Bill finalmente se duerme me quedo sentada cerca de él. A pesar de que desde que nos quedamos solos solo se ha comportado de manera grosera conmigo algo me impulsa a querer protegerlo.
Dormido luce mucho más vulnerable e inocente, como cualquier otro niño humano. Dejo de ver a Bill al sentir la mirada de Jesse sobre de mí, me mira con curiosidad. Enarco una ceja, no entiendo que puedo tener de interesante para que me mire de esa manera.
— Debemos de deshacernos de lo que traes puesto — murmura, me cruzo de brazos esperando haber entendido mal — El cazador que los sigue podría estar usando algún método para localizarlos, posiblemente el aroma de la sangre o yo qué sé.
— Oh, claro, iré a la tienda de ropa que tienes a lado de esta cabaña — gruño provocando que se ría.
Se pone de pie y se pone a buscar algo en un armario, me pasa una camisa verde de manga larga y unos vaqueros desgastados. Los miro con atención, me quedaran un poco grandes, pero es mejor que andar por ahí con la ropa llena de sangre.
— También tengo algo que le podría quedar bien al niño, pero ya será mañana, iré a echar un vistazo afuera, espero que no siga por ahí — asiento y espero que salga para cambiarme de ropa.
Por alguna razón no me agrada su presencia, hay algo en él que no encaja del todo ¿Por qué nos ayuda de buenas a primeras? No nos conoce de nada y lo ponemos en peligro. Me apresuro a vestirme para luego asomarme, la nevada se ha calmado, lo cual es bastante bueno, por un lado, pero eso solo provocara que las pisadas se queden más tiempo marcadas.
Me acercó a Jesse, el cual está revisando un auto bastante antiguo, posiblemente más que el de Hank. Él me sonríe ligeramente antes de cerrar el cofre del auto.
— No es gran cosa, pero aguantara el viaje hasta Port Angeles, lo que ya es algo, una vez ahí podremos conseguir algo decente.
— ¿Por qué nos ayudas? No tiene ningún sentido que te tomes tantas molestias por un par de desconocidos — digo manteniéndome alejada de él.
— No podía ignorar a una dama en peligro, mucho menos luego de cómo te dejo ese androide.
— Puedo cuidarme sola — reclamo cruzada de brazos.
— Sí, lo has demostrado bastante bien hasta ahora — suelto un gruñido de molestia. — También necesito alejarme de aquí, estar en un pueblo tan solitario no me hace ningún bien.
— Que bueno ser tu billete de salida.
— Baja ya la guardia, preciosa, si quisiera hacerles algo malo ya lo habría hecho — tiene razón, de alguna manera estoy desquitando mi frustración con él y no es justo.
— Lo siento, solo es que estoy un poco nerviosa por todo lo que está sucediendo, estoy demasiado lejos de mi hogar y de los que me importan, me preocupa que algo vaya mal.
— Supongo que hay alguien que te espera en casa — medio asiento, pero la verdad es que no quiero hablar de Connor, me hace sentir más inquieta de lo que me gustaría, además me impide pensar con claridad.
— ¿Qué hay de ti? No entiendo porque estás tan solo ¿Había algo antes?
— Sí, antes de la batalla de Detroit estaba con otros tres androides, ellos fueron asesinado por los humanos que nos seguían, logre escapar de milagro, supongo que rA9 tiene pensado algo mejor para mí. — me rio ligeramente.
— Nunca he entendido eso de rA9 para ser sincera, no sé cómo podría ayudarnos ahora, por ejemplo. — Digo recargándome en el auto — Nunca ha hecho nada por mí, así que dudo que exista.
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Keep on fighting
RandomHa pasado un año desde la victoria en la Plaza Hart y solo estoy segura de tres cosas: La primera, nunca me hubiera podido imaginar que las cosas se pudieran ir al carajo de esta manera, la segunda, debo mantener con vida a todos los que me importan...