Capítulo 27. «Alguien como tú»

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Mi vestido seguía arrugado a pesar de las cincuenta veces que había pasado mis manos para plancharlo. O quizás... era esa la percepción que los nervios me hacían tener.

Fue muy amable por parte de Taehyung quedar en una hora en la que me diera tiempo de darme una rápida ducha tras la consulta con el Sr. Park. Aunque tampoco fui sobrada, tan solo me dio tiempo a maquillar un poco mis pestañas y mejillas y agarrar el primer vestido que alcancé: ese tan floral que por poco se me rompe con la caída la noche de la fiesta de Jennie.

Durante todo el trayecto tuve que oír a mi madre quejarse sobre las malas pintas que llevaba. "¿Qué es ese pelo? ¿Cuántos años tiene ese vestido? ¿Te habrás cepillado los dientes al menos, no?"

Oh, sí. Una cosa era segura, y es que aquella tarde me cercioré de llevar la boca en un estado de perfección absoluta. Nada de carmín en las paletas ni labios secos, tan solo una boca lista para ser besada.

Tardé unos treinta segundos en tomar el valor para acercar mi mano a la puerta, lista para golpearla. ¿Qué me pasaba? Tan solo iba a hacer un "trabajo"... ¿A qué mierdas venían estos nervios?

Tan solo unos escasos cinco centímetros me separaban de la madera. Sin embargo, estos se triplicaron cuando la persona detrás de esta tomó la potestad de abrirla.

— Te pillé. —Canturreó Taehyung al verme ahí parada. Yo tragué saliva como pude antes de sacudir mi diestra de un lado a otro en forma de saludo.— Ese vestido me resulta familiar.

— ¿Ahá...? P-Pongámonos con el dichoso trabajo. —Entré apresurada en la vivienda chocando de mala manera por su comentario mi hombro con su bíceps. Mi intención era la de que no viera mis mejillas sonrojadas, las cuales se encendieron tras las palabras del rubio.

— Ponte cómoda. —Sonó sarcástico. Tras eso, el sonido de la puerta al cerrarse.— Tan solo te pido que no te pongas como la otra vez. Igualmente solo tengo un par de cervezas en la nevera.

— Eres idiota, ¿lo sabías?

(...)

Un suspiro salió de mi boca mientras mi mano golpeaba ligeramente la punta del lápiz mordido, marcando un perfecto compás de cuatro por cuatro a ritmo del segundero del reloj gigantesco que Taehyung tenía colgado en la cocina. Sus ojos no hacían más que mirar el libro que se encontraba en medio de la mesa, y su diestra se movía rápido para escribir la información que el profesor nos pedía. A veces como mucho, desviaba la vista a la pantalla de su portátil de segunda mano, pero nada más.

Nada más en hora y media que llevábamos juntos.

No hubo miradas cómplices, caricias bajo la mesa, ni mucho menos, un mísero beso. El único contacto que había entre nosotros era el de mi mirada sobre su faz que, acobardada por ser descubierta, se escapaba por los espacios libres que mi pelo en forma de cortina tenía. A veces hasta tomaba valor para mirarlo más de cerca, arriesgándome a que me pillara cuando su respiración se notaba más cerca de la mía.

Pero ni siendo poco disimulada conseguía una reacción por parte del rubio. Lo único que pude notar es que su piel seguía igual de perfecta que siempre pero que sus raíces negras comenzaban a aflorar por la cabeza.

Tiré el lápiz bruscamente encima de la mesa y resoplé para llamar su atención, cosa que conseguí.

— ¿Qué ocurre? —Preguntó con voz dulce pasando una mano por su flequillo. Maldición... era tan sexy.

Fue en ese momento en el que canté victoria al caer en la cuenta de que si quería conseguir algo de él, tendría que hacerlo por mí misma. Era cierto que, a pesar de lo profundo que Taehyung parecía, seguía enfrentándome a la simpleza de un hombre.

FIRST LOVE ; bts TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora