Capítulo 9. «El Chico Ballet»

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Me encontraba de rodillas en el suelo, frente al retrete. Jimin agarraba mi melena con suavidad formando una coleta para que ni un sólo cabello rozara con la pieza de porcelana.

— Te he dicho que estoy mejor... —Le insistí una vez más tras pasarnos cinco minutos en aquel cuarto de baño. No vomité y mi mareo mejoró considerablemente.

— ¿Estás segura? En estos casos es mejor echar todo el alcohol para que así...

Dejó de hablar cuando vio la mueca de asco que le dediqué antes de volver a incorporarme. Una vez de pie, me apoyé en el lavabo, dejando caer todo el peso sobre mis brazos. Abrí el agua fría del grifo y con la mano derecha, me empapé la nuca y la frente, aplicando un suave y corto masaje. Frente a mí había un pequeño espejo en el cual los invitados habían dejado restos de carmín y huellas dactilares. Tras todas aquellas manchas, pude ver a una chica con pelo despeinado y unas grandes ojeras en el rostro tras todo aquel maquillaje corrido que poco tapaba. No podía creer lo demacrada que me encontraba...

— Dios... ¿qué me está pasando? —Logré decir en un susurro, cerciorándome de que Jimin no escuchara. Este me miraba con preocupación, estando al tanto de si daba un paso en falso para agarrarme antes de tocar el suelo de mármol. No me caería, puesto que todas las fuerzas que tenía las utilizaba para apoyarme cabizbaja en aquel lavabo.

Mi pregunta no iba dirigida a lo que "me estaba pasando" en aquella fiesta. No era la primera vez que bebía alcohol, cosas así me habían pasado antes. Lo que no lograba entender... eran todos estos mareos repentinos y dolores en el corazón que llevaban sucediéndome desde hacía ya una semana. Justamente, cuando aquel chico de pelo rubio teñido apareció en mi vida. ¿Podría estar más paranoica?

De pronto, la mano de Jimin se apoderó de mi cintura nuevamente y tiró de mí con cuidado hacia él. Retiró toda la melena que se posaba sobre mis hombros para dejar mi cuello desnudo, el cual estaba aún un poco mojado. Ahí encajó su cabeza.

— Me alegro de que estés bien entonces... así podríamos acabar aquello que empezamos en el cuarto de Jennie... —Aquella manera tan sensual que tenía de hablar me erizaba los vellos de mis brazos, y tener su respiración tan cerca de mi oído hacía que mi cuerpo entrara en calor rápidamente.

Esbocé una media sonrisa ante aquella propuesta y suspiré mirando a los ojos de Jimin a través de aquel espejo. Pude ver por el brillo en sus orbes castaños que había tomado mi sonrisa por un "sí".

Seguido, pasó lentamente sus labios carnosos por la piel de mi cuello, de arriba a abajo. Trazaba líneas imaginarias y, de vez en cuando, me dejaba unos pequeños pero intensos besos. Cuando se acercaba a mi oreja, mariposas revoloteaban en mi estómago y mis mejillas entraban en calor. Su mano bajó al final de mi vestido, el cual traspasó hasta tocar uno de mis muslos. No pude evitar abrir la boca debido a la falta de oxígeno que aquel chico provocaba en mí en esos momentos.

De repente, sus labios dejaron paso a la punta de su lengua. Con esta llegó a mi oreja e hizo mover el lóbulo con cuidado. Ya no era suficiente con abrir la boca, de mi cuerpo se escapaba pequeños gemidos imposibles de controlar que por lo que parecía, hacían enloquecer a Jimin. Las mariposas se trasladaron de mi estómago hacia el bajo vientre.

— Deja de jugar conmigo... —Pude decir en una pesada bocanada de aire. Tras sentir que Jimin no pasaba a más de aquellos sensuales besos sobre mi piel, me volteé para mirarlo bien a los ojos en vez de en aquel sucio reflejo. Lástima que sus labios carnosos me robaran la atención de sus pupilas dilatadas cuando decidió que sería buena idea mordérselo.

— De acuerdo... —Él se rió.— Pues entonces coge aire, Preciosa.

Jimin agarró mis muslos con fuerza y me levantó hacia su abdomen sin ninguna dificultad. Me agarré a él cruzando mis piernas sobre su trasero y me sujeté a su cuello. Por una vez y aunque no fuera difícil, de esta manera podía mirar por encima al azabache. Él apoyó todo mi cuerpo contra la pared y pasó una de sus manos que sujetaban mi trasero a ésta, cerca de mi cabeza, para acercarse más aún a mí. El frío de los azulejos blancos que adornaban la pared me estremeció, pero no tanto como lo hicieron los ojos de Jimin que me devoraban ansiosamente. 

FIRST LOVE ; bts TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora