FIRST LOVE ; bts TERMINADA

Capítulo 8. «Pillados»

No podía creer que hubiera sido capaz de pronunciar esas palabras. Mucho menos en contra de Jungkook.

No, no quería olvidarle, no podía hacerlo aunque quisiera. Pero el alcohol parecía querer unir todos los pedazos de mi corazón roto y Jimin, era mi marca exacta de pegamento.

Observé con claridad, a pesar de mi gran mareo y la poca luz de la luna que entraba por las ventanas de aquel lugar, los ojos del azabache. Entrecerrados, me miraban como si fuera un trozo de pastel, un trozo de su sabor favorito. Siempre odié que hiciera eso pero extrañamente esa vez no me molestó en absoluto. De hecho, la respiración entrecortada que salía de mi boca, el calor en las mejillas y mi mano izquierda apoderándose del cuello de él pedían a gritos que siguiera mirándome así.

No hubieron más palabras tras mi petición. Jimin simplemente acortó la distancia de nuestros rostros lentamente, chocando por primera vez sus labios carnosos con los míos.

Eran muy suaves, demasiado. Al contrario que los míos, los cuales estaban secos y agrietados a causa de los mordiscos que anteriormente proporcioné por los nervios de la fiesta. Lo único que teníamos en común era el sabor a los diferentes tipos de alcohol ingeridos.

Tras un primer y pequeño beso, Jimin se apegó más a mí. Colocó sus manos sobre mi cintura y apretó las puntas de sus dedos sobre mi carne, como si quisiera traspasar mi ridículo vestido. Su respiración se agitaba como la mía con el paso de los segundos, teniendo ambos por consecuente que abrir la boca intermitentemente para coger aire.

Aprovechando una de mis inhalaciones, el azabache introdujo su lengua dentro de mi boca veloz como un rayo. Aquello provocó que un leve gemido se escapara de mí, causando una pequeña "sonrisilla" en los labios de él. Me estremeció, pero Jimin hacía que cada vez quisiera más de él, así que comencé a jugar menos tímida con su lengua.

Mi mano, que agarraba con fuerza su cuello, pasó a tocar su cabello. Era tan sedoso como me había imaginado. Él bajaba una de las suyas poco a poco a lo que parecía ser mi trasero. Con mi mano libre, la cogí y la subí a mi espalda nuevamente, riéndome pícaramente. Jimin se separó varios centímetros de mi rostro al sentir esta reacción.

— Por como agarras mi pelo, dejas ver que estás deseando que te quite ese vestido. —Aquello me hizo enrojecer, más de lo que estaba. Sólo jugaba conmigo, sabía perfectamente que no haría nada sin mi consentimiento. Jimin podía ser algo grosero y un tanto pedante pero me había demostrado en varias ocasiones que su corazón era puro y que no me pondría un dedo encima a no ser que yo se lo pidiera.

— Te equivocas, no dejaré que me lo quites. —Él simplemente se rió un poco y se llevó la diestra a la nuca, aproximándose nuevamente a mí con aquella sonrisa irresistible en el rostro, pero yo le aparté de un empujón. Aquello lo descolocó de primeras un poco.— Ya soy mayorcita para quitarme yo misma el vestido.

A continuación llevé mis manos al final de la prenda que reposaba sobre mis rodillas y, con lentitud, comencé a elevarlo cada vez más y más arriba, dejando ver primero mis muslos y seguido, mi ropa interior.

Mientras, observaba con atención el rostro de Jimin ante mi contoneo, estaba totalmente aturdido. Pronunció sin aliento mi nombre, evitando quitar el ojo de mis piernas. Tras aquello, pasó la punta de su lengua al rededor de sus labios rojizos que formaban una media sonrisa. Ya no era un simple trozo de pastel, me había convertido en una pastelería entera.