El Primo De Mi Prometida (Ongniel-Wanna one) [TERMINADA]

El Primo De Mi Prome... Mi Esposo

El Primo De Mi Prome... Mi Esposo

~ Actualidad~

Era un día más que especial para Seongwu y Daniel, se cumplía un año desde que se casaron, aún seguían sin creer que estaban juntos, que ambos despertaban en la misma ciudad–que en esta oportunidad era Québec–, mismo vecindario, misma casa, misma habitación... aún todo era muy surrealista para ambos jóvenes enamorados.

El menor se había despertando primero haciendo un esfuerzo sobrehumano, por que bueno... era un poquito, solo un poquito flojo, bueno bastante.

Aunque eran aproximadamente las doce de la tarde, ¿Por qué tan tarde? Pues se podría decir habían tenido una noche y madrugada un poco alocada, pero aún así había decidido prepararle el desayuno a su esposo, que por cierto amaba llamarlo de aquella manera, crecía algo bello al decirlo.

Cocinó panqueques con helado encima, decorado con chispas de chocolate, para beber, preparó un batido de fresa y otro de plátano, la costumbre nunca se pierde.

Daniel terminó de poner los cubiertos en la sencilla mesa que tenían en la cocina cuando sintió unas manos colarse por debajo de su camiseta blanca de pijama.

-¿Qué es todo esto?- Preguntó un soñoliento Seongwu, el menor volteó para verlo y se encontró con la mejor vista del mundo, su pareja despeinada, ojos aún medios cerrados y con su pijama. ¿Algo mejor que eso? Nada.

-Pues... es tal vez un día especial y quería sorprender a mi esposo- Le dio un beso en la frente y corrió la silla para que el mayor se siente.

Seongwu sonrío inconscientemente, acordaron siempre decirse "Feliz aniversario" en los últimos minutos del día, ¿Por qué? No lo sabían, pero les hacía feliz.

Daniel se sentó al frente de Ong aún manteniendo la aniñada sonrisa en su rostro que hacía que sus ojos se empequeñecieran y por supuesto mostraba sus dos dientes frontales que no tenían ni idea como volvía loco a Seongwu.

-Vamos, come- Le dijo, el pelinegro acató las ordenes sin chistar.

En el primer bocado sintió una explosión en su boca, quiso levantarse a besar a su esposo, lo cual sí hizo. Al volver a sentarse sintió como una cola peluda pasaba por sus piernas, bajó la mirada y se encontró con la engreída de Rooney, uno de sus hijos con Daniel, eran cuatro adorables gatos que el menor amaba con todo su corazón, Pete, Ori, Zhang-Ah y por último, ya mencionada, Rooney.

-Amor ¿Ya les diste de comer?- Preguntó con un tono jocoso.

-Es lo primero que hago- Ambos sonrieron, Daniel también había empezado a comer.

-¿No tiene ningún anillo la comida verdad?- Ante la sorpresiva pregunta del mayor, el más alto casi escupe su batido de plátano.

-¡¿Por qué no puedes olvidarlo?!- Sus mejillas se teñían de un leve sonrojo por la alta risa de su esposo.

-¿Cómo poder hacerlo?- Dijo después de recuperar el aliento.

La historia de las sortijas en la comida siempre será una anécdotas que contarán más de mil veces. Se trataba que después de cinco meses que Daniel y Seongwu formalizaron, para ambos fue una grandiosa idea casarse, lo que no sabían que por arte del destino, ambos lo planearan de igual forma.