Hermione se despertó, y se sintió extraña al no notar el movimiento de su cama de agua, al que ya se había acostumbrado. Miró a su alrededor y recordó lo que había pasado la noche anterior, ella y Draco sobre esa misma cama besándose con ternura, tocando el cielo con los dedos…
Pero, entonces, ¿dónde estaba Draco?
Miró su lado de la cama y vio que sobre la almohada había una nota con su nombre. Abrió el grueso sobre, de altísima calidad, admirando de nuevo la elegancia con la que lo hacía todo, hasta para dejar una sencilla nota utilizaba sobre, papel de carta y escribía a pluma, con toda formalidad.
"Hermione:
He bajado a desayunar ya para evitar encuentros incómodos esta mañana. Sé que vamos a fingir que no ha pasado nada, pero creo que así las cosas serán más sencillas. Espero que no te ofenda mi decisión, porque no lo he hecho para evitarte ni desagradarte, créeme.
Firmado:
Tu amigo, Draco Malfoy Black."
Ella se levantó y se fue a la ducha, el baño de Draco era sorprendente, el suyo no era muy sencillo, pero ese baño… Era enorme, con una gran bañera de hidromasaje llena de grifos con los nombres de lo que echaban a la bañera, cosas como: vainilla, canela, menta, flores, sales de baño curativas…
Entró en la ducha con el agua hirviendo y se lavó el cabello, que se recogió como ya era su costumbre. Al salir de la ducha, se dio cuenta de que no tenía ropa limpia allí, y dio gracias a que fuesen de uniforme. Se lo puso pensativa, tratando de ignorar el fresco olor a menta que despedía el lugar.
Mientras se abrochaba su camisa, se dio cuenta de que con sus manos temblorosas se había arrancado un botón de la camisa. Se notaba mucho, y por el agujero dejaba ver su sujetador negro, así que, indecisa, se acercó al armario de Malfoy a cogerle una camisa, esperando que no le importase.
La fina tela veraniega caía perfecta por su cuerpo, aspiró su suave aroma mentolado y varonil, el olor de Draco, suspirando, se colocó los zapatos y la túnica y bajó a la sala común.
Para su desgracia, Cassandra estaba pasando por la sala común de mano de Luna, dirigiéndose al Gran Comedor.
-Hermione-dijo divertida-, ¿qué hacías ahí arriba?
Luna la miró extrañada por sus palabras, no sabía a quien correspondía cada habitación, así que suponía que esa era la de Hermione.
-Es que… Estábamos estudiando para pociones, y Malfoy dijo que tenía un tratado sobre una de las pociones, y decidimos subir, y se nos hizo tarde, y nos dormimos, y esta mañana no quiso despertarme, y… Bueno, eso-dijo enrojeciendo.
-Claro…-asintió sarcástica- ¿Y esa camisa?
-Eh… Yo… Me manché con el café anoche y él me dejo una suya.
Ella rió.
-Vale, vale, tranquila, que yo no te voy a comer. Ya conoces a Luna, ¿no?
-Sí, somos amigas.
-Cassandra, dijimos que no íbamos a decirlo-dijo enrojeciendo ligeramente.
-Ella ya lo sabe, se lo ha dicho Draco, ¿cierto?
-Sí, me lo ha… Dicho-dijo enrojeciendo también.
-¿Ves?-dijo dándole un beso a Luna, ignorando la incomodidad de Hermione- No pasa nada, es algo perfectamente natural. ¿Vamos?
-Claro-dijo Hermione recuperando un poco su color natural
_AP_
Draco Malfoy revolvía su desayuno distraído, no podía dejar de pensar en la noche anterior, ¿cómo había dejado sus defensas relajarse tanto? ¿Cómo había podido hacerlo siendo plenamente consciente de lo que significaba?