23. Epílogo. De lo que fue después.
Se recostó en el hombro de su marido dejando la taza de té en el platito. Él sonrió mientras sus largos dedos pasaban una página del álbum familiar. Draco y Hermione tenían casi cuarenta años, sus hijos habían salido de Hogwarts hacía ya tiempo y vivían con sus respectivas parejas.
-¿Leíste la noticia en el periódico?-le preguntó.
-Sí-suspiró-, parece mentira que ya hayan pasado dos años de ello, no recordaba un escándalo así desde que hace unos años Harry se fue con su secretaria y dejó a Ginny,
-Y se quedó con los niños-añadió Draco.
-Ventajas de ser un héroe de guerra.
-O de sobornar al juez-dijo entre dientes.
-¿Decías?
-Que es increíble que muriese por eso-mintió.
-Su reacción fue un tanto exagerada-dijo Hermione con el ceño fruncido-. Vale, nos odia, pero que le diese un ataque al corazón cuando Minerva le confesó que le gustaba nuestro hijo, es demasiado dramático.
-Parece que esto sea una historia de una quinceañera aburrida, es un culebrón-dijo negando con la cabeza.
-Sería un culebrón si a Sirius le hubiese interesado Minerva en algún momento-le corrigió.
-Lo veo difícil-dijo riendo entre dientes.
Ella golpeó su brazo.
-No te burles.
-No me burlo, soy sincero, Sirius es gay, no le puede gustar una chica-dijo masajeándose la zona dolorida.
-Por cierto, ¿tienes ya traje para la boda?
-Que sí…-dijo poniendo los ojos en blanco.
-Es la boda de tu hijo, tienes que ir elegante.
-Lo sé, me lo llevas repitiendo desde que Scorpius anunció que se casaba con Ashley. Sé vestirme, y mejor que tú, cabe decir.
Ella se enfurruñó.
-A veces eres insoportable.
-Pero muy pocas-se disculpó.
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-Ginny, he hecho algo que te va a doler-dijo Harry entrando en la casa.