Capítulo 13: Razón y corazón

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— ... ¿Hola?, ¿se te cayó el wifi o qué?

La fantasmagórica extraña chasqueó sus dedos en mi cara para hacerme reaccionar.
Yo aún no digería lo que pasaba... ¿¡Apenas me estaba acostumbrando a Arquero y aparecía otro cupido!?

— E-Eh...

La puerta del cubículo se transparentó ligeramente de pronto, y a buenas horas fue llegando por quien lloraba.

— ¡Aiko!, finalme-...

Arquero se sorprendió al ver a esta nueva presencia.

— ¡Lo sabía!, tú también estabas aquí — dijo sonriente.

— Oh genial..., eso explica porque tantas "parejitas de embobados" por la plaza hoy — dijo la nueva cupido con poco humor.

— Ese es mi trabajo, querida; déjalos disfrutar hasta que llegue tu turno — dijo Arquero entusiasta.

Esto se estaba tornando cada vez más confuso.

— E-Eh... y-yo... a-ah...

— A ver, si vas a hablar, habla bien. ¡Deja de tartamudear! — replicó la nueva cupido.

— ¡Oye! — respondí ofendida.

— Oh, veo que ya se conocieron. ¡Que bueno! — celebró Arquero.

— Eh... ¿Ustedes dos... se conocen? — pregunté señalándolas a ambas.

La nueva cupido se volvió hacia Arquero.

— No puede ser, ¿todavía no le dices? — dijo de mala gana.

— Casi le da un infarto cuando me vio a mí solita. ¿Crees que no le daría un ataque cardiaco si los viera a todos de golpe?

— Pues si la vamos a traumar mejor terminemos de una vez — replicó.

— ... ¿Nani? — dije en un chillido sintiéndome fuera de la conversación.

Ambas cupidos se miraron.

— Está bien, de todas formas ya te vio. ¡Aiko, te voy a presentar a alguien! — dijo Arquero eufórica.

La otra cupido apenas me miró de reojo.

— Desamor, Interventora de las vanas ilusiones — dijo de mala gana.

— ¿E-Eh..?

— Bueno, primero debí haberte explicado algo: ¿recuerdas cuando te mencioné que el Consejo de Interventores te había asignado tu Sentencia? Bueno, nosotros somos los Interventores; o al menos algunos de ellos.

Me rasqué la nuca algo revuelta.

— Yo, como ya bien sabes, soy Arquero, la Interventora de Incertidumbre. Y mi trabajo es mostrar a las personas cuando su corazón late por alguien más; por eso se llama incertidumbre: no sabes como sentirte con respecto a esa persona.

— Ok...

— Ella es mi querida amiga e irónicamente opuesta compañera, Desamor; la responsable de los corazones rotos, los celos, los amores platónicos y los rechazos. Su trabajo es deshacer el efecto de mis flechas cuando algo no marcha según lo debido.

Entonces... ¡¿ella era la causante de mi mal sabor de boca?!

— Eres mortal así que te lo digo de una vez: ¡No es mi culpa que te boten!, esa es la realidad y se debe afrontar se quiera o no. Yo sólo doy el empuje del sufrimiento, esa es mi marca de agua y una huella que seguramente hasta tú misma tienes. Cada quien actúa como le parezca, y así como no es mi culpa que rechacen a cualquiera; ningún Interventor tiene influencia directa sobre los mortales — explicó Desamor.

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