Capítulo 11: Flechas con forma de corazón

52 5 0
                                    

La clase de Física acabó al fin. ¡Ya era hora! Sin esperar siquiera la indicación, tomé mis cosas y me dirigí a la salida. Por un momento pensé en esperar a los chicos... pero las ganas se me esfumaron como humo cuando vi que Nathan venía con ellos. Honestamente no me agradaba tener que evitar toparme con él a toda costa, pero, ¿qué más podía hacer?, digo... ¿Acaso esperarían que fuera y le dijera como me siento así como así? ¡Nope! Como si fuera tan valiente, ¡o tan poco prudente, diría yo!

— ¿Y qué? ¿Esperas que te lea la mente y adivine que sus palabras te hirieron el kokoro?

Genial... ¿Por qué esa cupido siempre tenía que meterse en mis pensamientos?

— No, sólo creo que decirle mi sentir no es una opción a considerar.

Arquero me miró con una misteriosa sonrisa.

— ¿Y quién te dice que no lo sabe ya?

— Es broma ¿no?, tú misma haz visto su comportamiento. ¡No tiene ni el menor esbozo de idea!

— ¿Por qué lo crees así?

— Duh, ¡por su indiferencia!

— ¿Por qué crees que es indiferente? ¿Crees que sólo por no actuar como tú lo habrías hecho significa que es una total indiferencia?

— Claro... ¿No es lógico?

Arquero me miró callada, pero su sonrisa no se desvanecía... por momentos olvidé que estaba hablando con una chica hasta cierto grado omnisciente en la mente humana.

— ¿Qué significa esa sonrisa?

— Nada — dijo encogiéndose de hombros.

— Haz estado demasiado misteriosa estas últimas 8 horas, ¡ya dime qué pasa! — dije en una desesperada risa.

— Meh, no es nada de lo que tú no te puedas enterar por tus propios medios — dijo indiferente.

Por mis propios medios... enterarme por mis propios medios... ¿Qué? ¿¡Por qué todo lo tenía que decir en forma de poema o como lema de una película motivacional!?

— En fin, ¡anda vámonos, que tu mamá ya nos está esperando! — dijo Arquero cambiando de tema.

— ¡Ja!, ¿nos?

~~~~

Aiko, Aiko, Aiko... ¿Por qué los mortales son tan ignorantes?, quiero decir, es fácil decirlo para un "fantasma" como yo, ¡pero vamos!; Aiko podría entenderme mejor si tan sólo pusiera un poquito más de atención a lo que digo... (o bueno... tal vez varios poquitos más de atención).

Claro que, no se necesita tener la mente de un ser sobrenatural para comprender lo que sucedió en la mañana...

— Hola Mar, ¡qué cuentas!

— Ho-Hola...

Él abrió la boca para decir algo, pero lo interrumpió Alec desde el otro lado de la cafetería; la peor de las interrupciones si me permiten opinar.

— ¡Nathan! ¡Eh, amigo, vente acá a la mesa con nosotros!

— Claro, ya voy Alec.

Aunque no lo reflejaba, su expresión era delatadora: estaba a punto de decir algo importante... ¡Gracias Alec, en ese momento me caías igual de mal que a Aiko!

— ¿Vienes Margot?, conocí a esos chavos el día de la feria, ¡son súper buena onda!

Mmm, no te rindes tan fácil, ¿eh amigo? Por lo visto, él pensaba terminar su frase en la mesa, con la compañía moral de sus amigos para calmar los nervios. ¡Pero vamos Nathan, decirlo en frente de todos era pésima idea!

FlechasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora