Capítulo 24: Manecillas

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Amelie dio un gran sorbo a su sopa antes de continuar la conversación.

— ¿Y bien?, ¿qué te parece?

— Cambiaron la receta, pero sigue siendo deliciosa — dijo tomando un buen bocado de fideos con los palillos.

Había tenido oportunidad de verla gracias a que tuve tarde libre el viernes; y pudimos comer un almuerzo juntas.

— Tenía casi un año desde la última vez que estuve aquí — dije pensativa.

— ¿Y eso? — dijo mi amiga atónita sin tragar el bocado.

Me encogí de hombros antes de dar una buena cucharada a mi ramen.

— Estuve ocupada, pero podemos quedar más seguido para venir a comer aquí.

— Claro, sabes que amo Hirumeshi 07 tan sólo un poco más que tú — rió.

— Entonces..., tú y Nathan, eh — me codeó.

Aún tenía la boca llena; suerte que no me atraganté por el comentario soltado tan de sopetón.

— No somos-...

— Lo sé.

— Digo, a mí sí me gusta, pero-...

— Lo sé.

— Tengo la esperanza de que, tal vez-...

— Lo sé.

Paré de hablar y la miré con un cómico reproche.

— ... ¿Sabes decir otra cosa?

Me miró pícara.

— No lo sé.

Rodé los ojos antes de continuar comiendo.

— No des rodeos de negatividad; te aseguro que le gustas, Mar. Si no fuera así, ¿por qué se habría preocupado tanto por enmendar su amistad en un principio? Además... de esa cita...

— No fue una cita — reí.

— Tal vez el destino quería que sí lo fuera — dijo con voz filosófica.

— En fin...

Di otra sopada a mi ramen, pero, al alzar la mirada, nuevamente me llevé una sorpresita inexplicable: aquel "destello" azul que esta vez se encontraba "flotando" frente al pecho de mi amiga.

Miré intrigada; aún no lograba descifrar qué era o qué significaba. Además, los Interventores habían desaparecido, y no había tenido contacto con ninguno desde el Lunes en el colegio. Odio decirlo, pero no sólo era inusual, sino que también los echaba de menos.

— ¿Estás bien Mar?, te noto distraída.

— Sí..., descuida... — dije aún sin dejar de cuestionar el destello.

De pronto, noté aquella "luz" duplicar su tamaño. Ésta se expandió y dejó de ser completamente circular; como si pudiera moldearse a su antojo.

— Esto ya está muy raro... ¿Ahora sí me estaré volviendo loca? — pensé para mis adentros.

Vendrían por Amelie en cualquier momento, así que aprovechamos el tiempo que nos quedaba para ponernos al día. Ella contó algo al respecto del reciente livestream de su banda favorita, y charlamos sobre la escuela hasta que una camioneta blanca se detuvo en la entrada.

— Es mi mamá, adiós Mar. ¡Nos vemos pronto!

— Bye, Amelie.

Mi amiga se dio la media vuelta para retirarse y el destello brilló otra vez. ¿¡Que se estaba burlando de mí esa... cosa!? Me levanté de la mesa y salí tratando de perseguir el brillo, pero éste desapareció en cuanto la camioneta se marchó.

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