Capítulo 19: El genio y la sabelotodo

31 3 0
                                    

— Bueno, he de admitir que te subestimé.

Arquero reapareció en el auto una vez que mamá fue a recogerme.

— ¡Vivita y coleando! — murmuré eufórica.

— ¿Y cómo piensas ganar una apuesta tan comprometedora?

Al parecer, Desamor también quería enterarse del chisme.

— Créanme, esto será sencillo; la lujuria no es una de mis cualidades, y ustedes lo saben mejor que nadie.

La mayor rió con ternura.

— Tienes agallas, niña — reconoció — Pero veremos si tu argumento es correcto.

Me encogí de hombros confiada.

— Y gracias por el show; su discusión fue la cereza del pastel de una noche casi carente de Intervenciones para mí.

Tras dicho esto desapareció. No volví a ver a Deseo durante resto del fin de semana, pero de buenas a primeras fue lo primero que encontré al llegar al colegio.

— ¿Lista para apostar, camarada?

— Más que lista — dije pasando de largo.

— Lo veremos...

Deseo desapareció y las clases dieron inicio. Transcurrió un buen rato y no se presentó nada que implicara la apuesta.

— ¿Ves?, no tiene forma de meter sus narices aquí — susurré a Arquero confiada.

— Quién sabe, habrá que esperar y ver...

El timbre del primer descanso me sacó de la plática y, como si nos hubiera escuchado, la situación se tornó a favor de mi rival.

— Bueno, ya que ya se fue el frío... — dijo alguien en el fondo.

Volteé por mera casualidad al igual que los últimos que faltábamos por salir del salón. Al fondo, Robert batallaba para quitarse el suéter, y en un forcejeo, la camisa se le pegó al suéter; dejando ver de más y desatando varios chiflidos burlones. Tomé mis cosas y salí indiferente sin detenerme a mirar.

— Tendrás que esforzarte más... — le susurré a mi rival.

Bajé las escaleras rumbo al patio, y al fondo del pasillo vi algo que definitivamente me hizo detenerme: Becky y Thomas.

— Oh no...

— ¿McMurray y el patán del salón? Eso es nuevo — dijo Arquero.

— Es culpa de Deseo... y sé que esto terminará mal... — refunfuñé.

— ¿Te parece probar tu predicción entonces?

Deseo apareció junto a nosotras a la entrada del pasillo.

— Bien, ahora tendré puerta abierta para rescatar la dignidad de Becky.

— Manos a la obra entonces...

Deseo, aprovechando su invisibilidad, se aproximó por el pasillo. Yo tuve que dar toda la vuelta por el piso de arriba hasta las escaleras más cercanas, punto ciego de nuestras víctimas en donde podía observar perfectamente. Arquero me siguió en silencio.

— Lástima que tu mamá nos interrumpió ayer... — dijo Thomas.

— Sí, qué lata; pero bueno..., ella ya no está aquí ahora...

La expresión de Becky cambió, Deseo me estaba ganando ventaja.

— ¿Hay maestros en el perímetro?

FlechasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora