15. El Inicio de una rara amistad

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-Deja que te acompañe hasta tu casa. – Syaoran le pasaba la manta que usaron para sentarse.

-¿En serio quieres hacerlo o es solo por agradecimiento? – Sakura guardaba las últimas cosas en el bolso.

-Creo que es lo justo, tanto tiempo pasaste preparando todo esto y todo el dinero que has gastado; es lo menos que debería de hacer. – El castaño se acercó al árbol de cerezo que estaba detrás de ellos.

-Recuerda que es tu cumpleaños; es tu regalo, estoy segura que cualquiera lo hubiera hecho, así que tranquilo estaré bien. – Sakura tomó su bolso dispuesta a salir de ahí. – Me alegra que te haya gustado este lugar.

-Deja de ser terca y permite que te acompañe. Lo hago porque me nace, quiero hacerlo nadie me está obligando. – Le arrebató el bolso y empezó a caminar.

-Espera, no es por ahí. – La castaña empezó a seguirlo.

Decidieron tomar el camino largo para seguir conversando de trivialidades y de asuntos de la escuela, encontraron un puesto nuevo de helados y decidieron seguir con la celebración del cumpleaños en ese lugar, solo que esta vez el castaño se aseguró de el pagar la cuenta; ya era demasiado para él que la chica lo invitara nuevamente.

-Entremos ahí. ¿Te parece? – El castaño señalaba el lugar. – Creo que aún tengo espacio para un helado.

-Vaya, ¿lo dices en serio? – Sakura se rascó la cabeza en señal de confusión.

-Sí, vamos. Aun es mi cumpleaños, podemos seguir celebrando. – Syaoran retomó la caminata.

-Está bien, me alegra saber que quieres seguir celebrando. – Lo alcanzó y se posicionó a su lado.

-Pero esta vez yo invitaré. Y no acepto una negativa. – Abrió la puerta para dejar pasar a la castaña.

-Está bien, no te exaltes. Muchas gracias. – La chica entró al lugar.

-Pide lo que quieras. – Ambos caminaban al mostrador.

-Hay algo extraño aquí. – Ella observaba todo el lugar.

-¿Por qué lo dices? – Ya en el mostrador leía el tablero de sabores de los helados.

-Es mi imaginación o la gente nos queda viendo. Desde que entramos tengo esa sensación. – La castaña miraba a su alrededor.

-Ignoralos. La gente es así, buscan lo que no tienen.

-¿Y qué es lo que no tienen? – Sakura no le prestaba tanta atención al menú.

-Una vida Sakura, eso es todo. – Syaoran seguía leyendo el menú. – ¿Ya sabes que vas a ordenar?

-Umm. Creo que sí. ¿A qué te refieres con una vida? – Sakura también leía el menú.

-Eso es sencillo. La gente busca cómo recrearse con la vida de los demás y si te preocupas por eso créeme que con el tiempo te vas a enfermar porque nunca lograrás complacer a la humanidad.

-Vaya, estás lleno de sabiduría tienes mucha razón, tiene sentido. – Sakura no pudo evitar sonreír.

-Eso es sencillo también, la vida se encarga de enseñarte esas cosas. – Syaoran llamó a una mesera que estaba cerca.

-¿Has pasado por experiencias difíciles en la vida? – Sakura le observó con preocupación.

-Puede decirse que sí. Mira, ya van a tomar nuestra orden.

-Buenas tardes. ¿qué desean ordenar? – Preguntaba la mesera.

-Yo quiero un cono doble de chocolate.

¿Porqué tardaste tanto? En proceso de edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora