-Deja que te acompañe hasta tu casa. – Syaoran le pasaba la manta que usaron para sentarse.
-¿En serio quieres hacerlo o es solo por agradecimiento? – Sakura guardaba las últimas cosas en el bolso.
-Creo que es lo justo, tanto tiempo pasaste preparando todo esto y todo el dinero que has gastado; es lo menos que debería de hacer. – El castaño se acercó al árbol de cerezo que estaba detrás de ellos.
-Recuerda que es tu cumpleaños; es tu regalo, estoy segura que cualquiera lo hubiera hecho, así que tranquilo estaré bien. – Sakura tomó su bolso dispuesta a salir de ahí. – Me alegra que te haya gustado este lugar.
-Deja de ser terca y permite que te acompañe. Lo hago porque me nace, quiero hacerlo nadie me está obligando. – Le arrebató el bolso y empezó a caminar.
-Espera, no es por ahí. – La castaña empezó a seguirlo.
Decidieron tomar el camino largo para seguir conversando de trivialidades y de asuntos de la escuela, encontraron un puesto nuevo de helados y decidieron seguir con la celebración del cumpleaños en ese lugar, solo que esta vez el castaño se aseguró de el pagar la cuenta; ya era demasiado para él que la chica lo invitara nuevamente.
-Entremos ahí. ¿Te parece? – El castaño señalaba el lugar. – Creo que aún tengo espacio para un helado.
-Vaya, ¿lo dices en serio? – Sakura se rascó la cabeza en señal de confusión.
-Sí, vamos. Aun es mi cumpleaños, podemos seguir celebrando. – Syaoran retomó la caminata.
-Está bien, me alegra saber que quieres seguir celebrando. – Lo alcanzó y se posicionó a su lado.
-Pero esta vez yo invitaré. Y no acepto una negativa. – Abrió la puerta para dejar pasar a la castaña.
-Está bien, no te exaltes. Muchas gracias. – La chica entró al lugar.
-Pide lo que quieras. – Ambos caminaban al mostrador.
-Hay algo extraño aquí. – Ella observaba todo el lugar.
-¿Por qué lo dices? – Ya en el mostrador leía el tablero de sabores de los helados.
-Es mi imaginación o la gente nos queda viendo. Desde que entramos tengo esa sensación. – La castaña miraba a su alrededor.
-Ignoralos. La gente es así, buscan lo que no tienen.
-¿Y qué es lo que no tienen? – Sakura no le prestaba tanta atención al menú.
-Una vida Sakura, eso es todo. – Syaoran seguía leyendo el menú. – ¿Ya sabes que vas a ordenar?
-Umm. Creo que sí. ¿A qué te refieres con una vida? – Sakura también leía el menú.
-Eso es sencillo. La gente busca cómo recrearse con la vida de los demás y si te preocupas por eso créeme que con el tiempo te vas a enfermar porque nunca lograrás complacer a la humanidad.
-Vaya, estás lleno de sabiduría tienes mucha razón, tiene sentido. – Sakura no pudo evitar sonreír.
-Eso es sencillo también, la vida se encarga de enseñarte esas cosas. – Syaoran llamó a una mesera que estaba cerca.
-¿Has pasado por experiencias difíciles en la vida? – Sakura le observó con preocupación.
-Puede decirse que sí. Mira, ya van a tomar nuestra orden.
-Buenas tardes. ¿qué desean ordenar? – Preguntaba la mesera.
-Yo quiero un cono doble de chocolate.
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¿Porqué tardaste tanto? En proceso de edición.
RomanceElla se juró nunca enamorarse, nunca involucrarse en una relación amorosa. ¿Qué la había llevado a tomar esa decisión? Las hermanas están en todo momento para ayudarte... Pero para Sakura Kinomoto, su hermana, Tomoyo Kinomoto se había encargado de h...