30. Nuevos compromisos

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Era su imaginación o sentía que el tiempo se había congelado en Tomoeda. Después de la discusión que tuvieron con Tomoyo compartió con su padre una amena conversación por dos razones; la primera, lo había extrañado mucho y podía sentir aun la tensión en el ambiente. Después de cenar pasaron a la sala en donde observó atenta las fotografías que Fujitaka había capturado en su expedición.

A la mañana siguiente salió a cumplir con su jornada laboral, al parecer las cosas estaban tomando su rumbo, con un delicioso almuerzo hecho por su padre se fue a la escuela pensando aun en lo que hace algunas horas había acontecido. Se prometió no preocuparse demasiado, ella no era la culpable de lo que ha pasado. Con ese pensamiento llegó a su puesto de trabajo con una gran sonrisa.

-Hola pequeña. ¿Cómo estás? – Preguntó Syaoran al escuchar el saludo de su novia. – Hola Syaoran. Estoy bien ¿y tú?, ¿cómo va todo por allá? ¿Cómo llegaste? ¿No has pasado dificultades? – Preguntó Sakura conteniendo la respiración. – Oye, una pregunta a la vez, te vas a asfixiar. Pero sí, estoy bien. Todo va muy bien afortunadamente. ¿No hay problema que hablemos unos minutos? – Indagó el castaño.

-Estamos en el descanso. ¿Acaso ya has olvidado el horario? – Sakura caminaba por el patio que la conducía a la cafetería. – No es eso. Desde que llegué a casa he pasado encerrado en reuniones y entrevistas, casi no he visto la luz del sol. – Bufó Syaoran con enfado.

 – Ya verás que todo saldrá bien Syaoran. Quisiera estar cerca de ti para demostrarte que cuentas conmigo, pero... - Tranquila pequeña, sé que así es. – Ella sonrió ante la interrupción de su novio. 

Además, nada más han estado hablando de economía y balances generales, algo que es totalmente irrelevante para mí. – Sakura escuchó otro bufido del otro lado de la línea.

-En este momento puedo apostar que estás con el ceño fruncido amor. Relájate por favor. – Syaoran no dijo nada por unos segundos. 

– ¿Syaoran, estás ahí? – Preguntó confundida. – Me has llamado amor, mi pequeña me ha dicho amor. No me di cuenta de eso. – Sakura trató de esconder un sonrojo. 

– ¿Ya te dije que te amo Sakura Kinomoto? – Preguntó el castaño. – No, no lo has hecho y estoy ansiosa de escucharlo. – Sakura intentó disimular la sonrisa que se dibujaba en su rostro.

-Te amo mucho preciosa, no tienes idea de cuanto te extraño y deseo que estos días pasen en un abrir y cerrar de ojos para estar contigo. – Expresó soltando un suspiro. – Lo mismo siento por ti Syaoran, deseo mucho tu presencia aquí. Sabes, todos los niños han preguntado por ti, también te extrañan.

-Pronto, pequeña, muy pronto. – Exclamó el castaño. – Y cuéntame como va todo por allá. – Afortunadamente todo está volviendo a la normalidad, el que tiene mucho trabajo es Eriol, está atendiendo a los niños que tuvieron alguna perdida por la tormenta. – Explicó Sakura. – Estoy seguro que desea que regrese para ayudarlo.

-Algo así. – Sakura dejó escapar una pequeña carcajada. – Otra cosa, papá regresó ayer, me tomó por sorpresa encontrarlo en casa, aunque me dio tanta alegría.

-Me alegra mucho que estés acompañada. – Contestó Syaoran. – Preciosa, hablamos en otra oportunidad. Piensa en mi siempre. – Créeme, siempre lo hago. Te amo mucho Syaoran. – Contestó Sakura suspirando.

-Yo también te amo Sakura. Te llamo más tarde. – Ambos terminaron la llamada con un deje de tristeza. – Sakura continuo con sus labores con una gran sonrisa. No quería demostrarle cuanta falta le hacía, al parecer no la estaba pasando tan bien y por eso evitó contarle todo lo sucedido en su casa, era una actitud injusta de su parte preocuparle aun más. A como decidió ayer, se lo haría saber cuando él esté de regreso.

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