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31.Una historia de amor.

Sakura solo deseaba no haber cometido un error al haber hablado. Ahora estaba frente a su novio y con su padre al lado, esperando que este último aceptara que su hija ya no era una pequeña, era una mujer que estaba comportándose como tal, tomando decisiones que afectarían su futuro, esperaba que de manera positiva, eso deseaba ella. Solo rogaba a los dioses que las cosas le salieran bien.

-Podría decir que nosotros también somos muy tradicionalistas para esas fechas, siempre hemos preparado la cena entre nosotros tres, visitábamos el templo para dar gracias por el año viejo y pedir por un año nuevo lleno de éxitos y prosperidad. – Fujitaka lanzó un suspiro de cansancio. 

– Estoy seguro que usted está al tanto de la molesta situación que estamos viviendo con Tomoyo. Lamento que mi hija les esté causando algunos problemas.

-Señor, usted no tiene por que pedir disculpas. – Interrumpió Syaoran. – En todo caso es mi deseo hacerlo y también pedirte algo más. – El profesor retomó la conversación.

 – Con los resultados de nuestra expedición tenemos que regresar dentro de tres meses, exactamente después de las fiestas de fin de año. Estaré muy ocupado preparando todo lo que respecta a ese tema y estaré fuera de casa para esas fiestas.

-Temía dejar a Sakura sola en casa, pero ahora que sé que la quieres y respetas mucho, te pido que cuides muy bien de ella en ese viaje. – Sakura observó a su padre, este reflejaba muchas emociones, vergüenza, nostalgia, agradecimiento y tristeza. 

– No quiero sonar exagerado, pero espero que sepa que le estoy confiando una parte de mí, algo muy especial, es el recuerdo de mi difunta esposa. Si tan solo hubiera conocido a Nadeshiko,  le aseguro que entendería porque Sakura es lo más valioso que tengo. – Explicó Fujitaka con seguridad.

-Puedo hacerme una idea de lo que usted me quiere decir, Sakura es una mujer muy bella, por no decir que es la más bella de todas y no me refiero al aspecto físico, todo en ella es digno de admirar, estoy seguro que ella posee las cualidades de su madre y de usted también. – Habló Syaoran, y solo observaba con devoción a Sakura, esta al escuchar que ambos hablaban nada más de ella no pudo evitar que de nuevo el tono carmesí se hiciera notable en sus mejillas.

Analizando bien la situación su padre estaba aceptando de buen modo su relación con Syaoran, no podía estar más agradecida con él, por ser tan bondadoso y comprensivo. Su corazón se llenaba de mucho regocijo en ese momento, estaba con los dos hombres más importante en su vida, no podía pedir nada más, lo tenía todo.

Ella se aferraba al brazo de su padre, sentía ese calor que solo él podría brindarle mientras él y Syaoran seguían conversando, esta vez de historia y arqueología, además de los peligros que tuvo que atravesar en un par de sus expediciones para conseguir algún artefacto valioso para los nativos de las selvas o desiertos que había visitado.

 Ella, amablemente y sin interrumpir la conversación se escabulló para servirles más té y ponerse a preparar la cena.

Syaoran no se percató de cuanto tiempo estuvo conversando con el mayor de los Kinomoto, solo se dio cuenta que Sakura ya no estaba con ellos, pero les había llevado más té y otra porción de bocadillos, hasta se atrevió a preguntarle a su suegro como hacía para tener algún postre de reserva en su casa.

 Más adelante el padre de su castaña bajó a la biblioteca y al cabo de unos minutos regresó con grandes libros que mostraban desde fotografías de grandes pirámides egipcias, tumbas de faraones y la información histórica de cada una de ellas.

Él, simplemente estaba hipnotizado por las anécdotas que escuchaba de boca de aquel hombre, pero viendo las imágenes se sentía embobado, definitivamente tendría que hacer un viaje de esos en el futuro.