Los metros en Madrid suelen ser puntuales con frecuencia, pero hoy el servicio parecía estar experimentando un notorio retraso. La gente, ya algo desesperada, se asomaba al borde del andén observando con mayor claridad en busca de la luz incandescente de los faroles del tren. Después de todo, el agotamiento al final de un arduo día de trabajo es totalmente normal y provoca cierta molestia en las personas que lo único que tienen en la cabeza es llegar a sus respectivos hogares y lanzarse en el sofá o la cama.
Este también era el caso del joven parado en el medio del andén con su robusto cuerpo recostado sobre la pared del puesto de revistas, que parecía bastante tranquilo con sus auriculares color aquamarina y sus ojos cerrados.
Cada cinco minutos, sacaba el celular con impaciencia con la intención de que el número en la pantalla cambiara su figura pero esos cinco minutos en realidad parecían ser solo uno, y el reloj avanzaba con una lentitud de mil infiernos.
Suspiró.
Tenía su vida perfectamente organizada como para que un fallo en el pésimo servicio de metros de Madrid arruinara los pocos momentos de descanso que podría llegar a tener; aún tenía que llegar a su estación, hacer las compras para la cena, cocinar, comer y luego podría dedicarse algo de tiempo a si mismo.
Desgraciadamente, hoy tendría que volver a pedir comida china.
Volvió a sacar su celular, revisar el marcador del reloj, y para cambiar la canción que sonaba en el reproductor; ahora mismo lo único que quería escuchar en sus auriculares eran temas que representen su odio por las pérdidas de su valioso tiempo.
No podía ni pensar en como sería cuando arrive el metro. De solo imaginar a la gente peleándose como animales por los asientos, sentía rabia. Y si de casualidad llegaba a apoyar su trasero en un lugar vacío, iban a subir mil madres con sus mil respectivos bebés en sus brazos, e iba a tener que ceder aquel asiento que tanto le había costado obtener luego de haber tenido que pelearse con señoras despiadadas, adolescentes agresivos y hombres con un buen porte físico.
Aunque él no estaba fuera de la categoría de "hombres musculosos". Aún debajo de su bata blanca y demás partes del uniforme, podía denotarse una contextura física trabajada.Pero...en realidad era simplemente heredada. Una bendición genética que le había traído una gran suerte con muchachas de todas las edades y también algo de envidia por parte de otros varones en la preparatoria e incluso universidad.
Y junto a esa envidia, quizás...rabia. A él nunca lo habían visto junto a alguna de aquellas hermosas mujeres que con frecuencia solían invitarlo a "estudiar" en sus casas o a salir a discotecas. Es más, las pocas palabras que salían de su boca eran despectivas y maltratadoras, cortantes como el filo del papel; y aún así las chicas morían por él.
No faltaron los rumores de que seguro "tiraba para el otro lado" que eran creados por los grupos de envidiosos y eran olvidados por las mujeres, por obvias razones.
En fin, valoraba aquel regalo de sus ascendentes, pero no le daba utilidad alguna. Seguramente serviría para pelear por los asientos del metro pero no pondría a prueba esa teoría hoy, ya estaba lo suficientemente agotado como para agarrarse a golpes por una simple comodidad que perdería de todas maneras.
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A kilómetros de ti. (JJBA) -JotaKak-
FanfictionLo de: "Persona perfecta en la distancia equivocada" es la excusa predilecta de los que no arriesgan nada. *IMPORTANTE* N/a= Notas de la autora. •AU. No hay standos. :^) •Todos los personajes les pertenecen a Diosito (Hirohiko Araki). •Fanfic basa...