12. Vertientes.

49 10 6
                                    

Tenía los ojos cerrados pero aquellas palabras lo hicieron despejarse automáticamente. Creía haber oído mal, pero el tono de sorpresa en su voz fue demasiado abrupto.

—¿Por qué te sorprende tanto? —indaga, sintiendo un pequeño dolor en el pecho—.

¿Acaso era lo suficientemente feo como para que conseguir una cita fuera un logro destacable? Dio le había dejado en claro que le parecía de lo más atractivo, y eso lo hacía sentir con un autoestima renovado.

Solo silencio del otro lado. Cada segundo era más mortífero que el anterior.

Noriaki se pone boca abajo para poder estar frente a su portátil, mirando el ícono de la llamada como si pudiera extraer una respuesta de allí.
Sintiéndose algo humillado, acerca el dedo para cortar pero se detiene al escuchar la voz de su contrario.

—Creo que me gustaría poner estas flores en mi habitación. —dice, con un tono que jamás había oído en su voz—.

—¿Te gustan las flores?

Se oye un suspiro muy breve, como si se resignara; como si hubiera hecho una pregunta muy rebuscada.

—Un poco.

No puede con su curiosidad, tanto por su cambio repentino de ánimo como por el tema de las flores. Se da ánimos, y procede a insistir.

—¿Puedo verlas?

Más silencio. Pasan unos dos eternos minutos, hasta que observa la petición de cambio a videollamada en la pantalla de la computadora.

Una sensación eléctrica recorre todo su cuerpo, Jotaro no se andaba con estupideces o capaz su manejo de la tecnología era tan abstracto cómo para usar todas las opciones a su disposición sin pudor alguno.

Agarró su celular a su lado y trató de verse en la negra pantalla bloqueada, acomodando su camiseta, poniendo cada cabello fuera de lugar dentro de sus rizos, estrujando un poco sus pómulos hasta sentirse seguro de aceptar...y así hizo.

Entonces ambos se ven el uno al otro, como si fuera la primera vez. Frente a frente, pero con un cristal que divide ambos mundos. Un retrato móvil, una imagen viva.

Noriaki queda absorto y no puede disimular. Se siente perdido, abrazado por la sensación del recuerdo y la realidad. Observa el paisaje del otro lado, ve al joven que le saca el sueño sentado muy desperezado e indiferente, con una mano sobre su rostro, sin mirar hacia la cámara, sosteniendo un cigarrillo entre sus dedos. Quiere quejarse de aquel accionar, pero las palabras no escapan de sus labios.

.
.
.

°🐬°

Otra vez.

Otra vez tiene aquellos ojos violáceos viéndolo de esa manera que no puede explicar. Pareciera que se cuelan por su cuerpo e incluso sus pensamientos, y justamente no quería que aquel se entere de qué pensaba en ese momento.

Porque sí, por más que trate de parecer desinteresado puede verlo por el rabillo del ojo y luce tal cual el recuerdo presente de París. Su estúpida cara de ñiño bueno, la expresión de asombro, como el cabello ondeado cae sobre su rostro...

<<Joder>>, piensa, mientras le pega una calada al objeto que sostiene con fuerza, como si fuera a caerse por no poder mantener firme el pulso.

Entonces decide voltear para poder siquiera intimidarlo...

Y no funciona.

Ahora ambos quedaron viéndose fijamente, tratando de leer a detalle o mínimamente memorizar cada facción del contrario, quizás con ganas de capturar ese momento para siempre.
No fue hasta que sintió terminar de analizar cada rasgo, que el único movimiento que atinó a realizar Jotaro fue el de tomar el florero y cubrir su imagen con el de aquel suficientemente enorme arreglo de rosas.

A kilómetros de ti. (JJBA) -JotaKak-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora