A kilómetros de ti. (JJBA) -JotaKak-

19. Final I: A kilómetros de tí.

N/a: ¡Saludos a mis estimadisisisisímos lectores!
Cómo ya había advertido, esta fic va a tener dos finales, para que cada uno/a elija el final que le parezca mejor.
Por las dudas aclaro que no tienen relación el uno con el otro, son dos vías diferentes, y que haya puesto este primero no significa nada, acá puede terminar la fic, si así lo deseás. Y obvio, podés leer ambos si querés ver el otro punto de vista.

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El desagrado no cabía en su cuerpo, lo recorría de pies a cabeza, daba vueltas, trataba de removerse en el área que le permite la butaca, pero no había forma de deshacerse de ello. Sus ojos rodaban hacia cada rincón del avión, y sólo encontraba más nubes negras relampagueando estruendosamente y gente durmiendo de fondo, ajena a la situación. No hacía mucho tiempo que había vuelto de vomitar en el cubículo sanitario, y ya sentía ganas de volver.

Jotaro había viajado ya innumerables veces en avión, pero era la primera vez que sentía pánico a flor de piel. Una expresión de su cuerpo, más bien, un efecto colateral que no podía ignorar así como trataba de hacer vista ciega al hecho de estar viajando al encuentro de su distante amor.

Pero claro, junto con su estado físico alterado por los nervios, cuando el avión había cruzado casi todo el gran país soviético entró en una gran zona de tormentas que causaba graves turbulencias. Según el capitán, nada de qué preocuparse a nivel mecánico, pero las demoras se ampliarían aún más de lo previamente advertido. El biólogo ya había tomado un vuelo posterior al que debía tomar, entonces el retraso venía arrastrando al menos dos horas más; sin contar que al llegar al aeropuerto, aún debía tomar un bus que lo lleve hasta el periférico pueblo donde residía Noriaki.

Inclinó un poco más el asiento, hasta quedar recostado, y se cubrió los ojos con el brazo. Debía pensar en positivo, cuestión de hallar algo de calma en medio de la tormenta, irónicamente.
Así trató de que todos sus pensamientos fueran en una misma dirección, buscando algún problema que requiera una solución compleja para distraerlo durante los minutos que falten para tocar tierra firme.

Y de esos acertijos siempre tenía.

El suelo no dejaba de temblar, y hasta podría jurar que sintió que las luces comenzaron a parpadear por aquel sonido a interferencia y "clickeos".

Si bien recordar a Noriaki lo había hecho volver en sí más de una vez, en esta ocasión no podía aferrarse de ello porque solo empeoraría las cosas.
Consideró, entonces, que si bien no debía centrarse en él, habían muchos otros temas referidos que debían ser reflexionados en ese instante.

Primero que nada, solo había planificado cómo llegar hasta Morioh; desde allí, tendría que orientarse en busca de la universidad. Segundo, no le había comprado un presente ni flores ni algo que llene sus manos para no quedar delante de él cómo si fuera un tacaño.

Pero último, y más importante:
¿Qué carajos iba a decirle?

<<Hola, sé que sólo nos vimos una vez pero me enamoré de tí y necesitaba verte, pero no te dije nada para que no te asustes.>> No, definitivamente no.

Desde que asumió su atracción hacia su compañero, imaginó más de cien escenarios donde compartiría diversas experiencias con él, y al menos unos 10 en los cuales declaraba su amor de manera especial, como era costumbre en su país natal.
Pero ahora, en medio del embrollo, decidió imaginar uno nuevo, puesto que empezó a tomar ciertas consideraciones que no había tenido en cuenta; por ejemplo, que quizás la ceremonia no le iba a brindar el contexto más agradable para el momento.