6. Haciendo todo

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La organización personal es una virtud, y una habilidad difícil de mantener. Uno comienza los años haciendo la promesa común de ejercitarse, de cumplir sus sueños, de mejorar...pero, ¿Cuántos logran realizar todos sus objetivos? Al principio parece que podemos mantener el ritmo de todo, sin embargo colapsa en algún punto y se ve la obligación de ir descartando algunas metas para no quedarse a medio camino.

Aún había tiempo, la convicción de febrero es una promesa vigente. Noriaki tenía su listado de objetivos muy presente desde finales de diciembre del año pasado y se sentía totalmente convencido de lograr todo lo propuesto para el corriente año. Todo estaba marchando a su favor.

Cuando le dijo a sus padres en su momento acerca de su nuevo trabajo, fue un completo escándalo. Su madre, a los gritos, claramente orgullosa de su "pequeño retoño" convocó una cena familiar en dónde solo estaban sus padres y sus dos mejores amigos; allí pudo contar detalles, y sobre el viaje que iba a hacer a París durante un par de días.

Ahora, estaba seguro de que sus padres no se enterarían del puesto que había adquirido en aquel viaje de trabajo, para ahorrarse el festejo de nuevo y sobretodo por un motivo más profundo: la preocupación de sus padres por la auto-presión de estudiar y tener un trabajo tan sacrificado.

Si bien estaba en su último año y sus notas eran casi excelentes, todo eso había sido obtenido con un sumo esfuerzo que conllevó noches sin dormir y días encerrado en una biblioteca manteniéndose despierto a base de café y refresco de cereza, el cual era su adicción culposa.

Tampoco es que estuviera fuera de forma, llevaba bien el tema de la alimentación y mantenía la misma figura algo delgada desde hace años, el marcarse no le interesaba en absoluto.

Aún así siempre vivió acomplejado.

Nunca llegó a sentirse una persona atractiva, tampoco jamás nadie le dijo lo contrario, a excepción de su madre claro está, y las buenas bromas entre amigos sobre que tan bueno está uno u otro.

Se sentía un fantasma entre la gente, pasando desapercibido en general. Infinidades de veces en que su presencia no parecía tener relevancia alguna, siendo ignorado en grupos e invitaciones a fiestas.

Podría decir que le gustaba mantener ese bajo perfil, pero a veces se sentía...solo.

Tenía todo lo que un joven necesita: familia, un par de amigos, un lugar donde vivir y buenos estudios, ahora incluso un trabajo excelente.
No podía quejarse.

Pero quería.

Algunas veces quería apretar la cara sobre la almohada al punto de sofocarse hasta acabar con su vida de una buena vez.

Pero era el orgullo de sus padres, y jamás quería decepcionarlos.

Y así, en un bucle aparente de desesperación constante, Noriaki sobrellevaba sus días con una amplia sonrisa y un espíritu alentador.
De todas maneras, ese parecía estar siendo su año.

...

Esa mañana despertó de una noche bastante particular, con suerte había conseguido dormir tres horas las cuales no eran suficiente pero no tenía de que quejarse ya que podría considerar que él mismo se había imaginado las limitaciones.

Tendría que volver a organizar su rutina a lo largo de esa semana para evitar un posible colapso mental. Luego se preocuparía por eso, ahora solo iba a dejar el día correr, los planes eran muchos.

Se removió entre las sábanas queriendo permanecer allí, hasta que en el movimiento tocó algo duro entre las telas. Era su celular y ahí notó que se había olvidado de cargarlo, quedando éste totalmente apagado.

A kilómetros de ti. (JJBA) -JotaKak-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora