2. Portal.

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Un ángulo enfocado de entre medio de las cajas de la comida china a semi-terminar muestra a un Jotaro dormido sobre el sofá en una posición que cualquiera consideraría incómoda. El alumbrar de los rayos sobrevolando el negro cielo introduce luces azuladas que se dirigen directo al rostro del antes mencionado. Acto seguido, el estruendo de aquel rayo consigue despertarlo, haciendo éste se sobresalte inquieto.

El joven observó hacia el gran ventanal, que por cierto debería bajar la persiana, de su departamento para observar como la tormenta que antes parecía pequeña se iba tornando en un constante diluvio de agua y un festival estruendoso de luces color mar.

Luego, dirigió a su mirada al reloj despertador ubicado sobre el escritorio. Eran las 5:15 AM.
No le molestaba despertar a esa hora, después de todo era parte de su rutina; incluso estaba agradecido de que aquel fenómeno climático lo haya conseguido poner en marcha antes de tiempo así podría realizar todo lo que tenía preparado para ese día.

En un movimiento rápido se sentó dispuesto a frotarse los ojos y seguir admirando un poco más su departamento con el fin de despertar de su somnolencia.

Nuevamente sus orbes enfocaron el rústico escritorio al costado de la pared. Necesitaba ser ordenado de manera urgente, por lo contrario los papeles allí dispersos se perderían y vaya a saber que clase de vida podría crearse dentro. Irónico, había contratado a alguien para que hiciera ese trabajo y allí estaba la prueba fehaciente de que estaba pagando un mal servicio.

Al segundo, esbozó una pequeña sonrisa. Jamás podría molestarse con la persona encargada del orden y limpieza del departamento debido a que era su mejor amigo y fiel confidente.

Aún recuerda fresco el como conoció a dicho personaje:

Una vez había escalado dentro de la jerarquía de la biología marina en su ciudad hasta llegar a la cúspide que sería el directorio, Jotaro notó cuánto tiempo consumía aquel trabajo y que no podría mantener un control de sus gastos mensuales. Por lo tanto, decidió que contratar una secretaria sería la mejor opción.
Buscó entre anuncios clasificados durante días hasta que sus intereses coincidieron con una persona que ni foto había colocado: "responsable, full-time, si quieres saber más de mi, contrátame ;)"
Era el peor anuncio que jamás había leído, pero la curiosidad mató al gato y éste felino se vió obligado a marcar el número debajo de aquel extraño encabezado.
En el día acordado para la entrevista, a las 8 en punto de la noche los golpes en la puerta se oían impacientes, nerviosos. Cuando el biólogo abrió su cerrojo lo último que esperaba era encontrar un hombre, mucho menos de ese estilo: un joven algo menor que él, de extenso cabello dorado cayendo por sus hombros con unos remolinos decorando su frente cual diadema; vestido de una camisa blanca metida dentro de unos pantalones ajustados color negro.
«Muy profesional» pensó Jotaro.
No necesitó leer mucho el currículum, bastó ver cómo se desenvolvía el muchacho para contratarlo al instante y desde ese día iba con frecuencia para su departamento (incluso poseía sus propias copias de llaves).

Lo único que no recordaba era en qué momento se había convertido más en una especie de ama de llaves que limpiaba, cocinaba a veces y hacía el papel de psicólogo cuando el joven biólogo tenía alguna inquietud. Así, apreciaba la compañía de Giorno Giovanna mucho más allá del profesionalismo.

Después de pensar en que debía recordarle a su secretario que debía quedarse esos dos días de ausencia en el departamento, Jotaro decidió ir que darse una ducha sería la mejor manera de prepararse para el largo día que le aguardaba.

Gracias a la madrugada inconsciente, pudo demorarse cuánto quiso dentro del baño y darle tiempo justo para salir a su habitación minutos antes de que la alarma previamente activa comenzara a sonar. Acción consecutiva a apagarla, removió entre su armario para escoger prendas similares a las que solía vestir siempre: pantalones blancos largos, camiseta irrelevante que era cubierta por la enorme bata blanca y el característico gorro que no parecía sacarse nunca.
El único cambio que haría hoy sería usar un piloto negro para la lluvia que afuera rugía con furia.

A kilómetros de ti. (JJBA) -JotaKak-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora