Capítulo 3. Estudiantes universitarios. ⛧

836 83 149
                                    

«¡Pues yo me alzo para desafiar a la sabiduría del mundo, para pedir explicaciones a las "leyes" del hombre y de "Dios"!»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«¡Pues yo me alzo para desafiar a la sabiduría del mundo, para pedir explicaciones a las "leyes" del hombre y de "Dios"!»

La biblia satánica.

Anton Szandor LaVey

(1930-1997).

—¡Lo que usted me pide, señor Stan Hell, es de todo punto imposible! —El director de la London Academy of Music and Dramatic Art  contemplaba con rostro desconcertado a Satanás—. ¿Se da cuenta de que lo que me solicita es que haga caso omiso a todas las normas jurídicas relacionadas con la educación? ¿Qué se piensa que...

     Y se cortó cuando el demonio lanzó un bufido y violó su espacio personal. Luego lo sujetó por el cuello con la mano convertida en una hedionda y negra garra de afiladas uñas. Al mismo tiempo giró las pupilas esmeralda a la máxima velocidad.

—¿Qué diantres... —se asustó el responsable de la escuela.

     Pero a medida que el centro de los ojos de Satanás rodaba más y más rápido se convertía en una estatua de carne y hueso, pues se hallaba ahí, plantado rígido y sin voluntad.

     De improviso, con voz neutra e inexpresiva balbuceó:

—¿Qué de...sea, amo?

—Que nos anotes ahora mismo a mi amigo Sheldon y a mí en las clases a las que asista Brooke Payton, tal como te he pedido con anterioridad y has osado negarte. —Lo escupía al hablar de tanto énfasis que ponía al pronunciar las palabras—. Y, ya que estás, deja claro que nos inscribimos en fecha, aunque tengas que modificar toda la información existente en tu ordenador.

—Por supuesto, amo, lo haré de inmediato —asintió el director y tecleó en la computadora como un poseso.

     Permaneció así hasta que imprimió unas hojas, se las entregó a Satanás y le indicó:

—Están apuntados. ¿Desea algo más, amo?

—Ya que tan amablemente me lo pides, Marcus, deseo que te olvides de esta conversación. Solo recordarás que mi amigo y yo seguimos los procedimientos normales, igual que el resto de los estudiantes —y con ironía le preguntó—: Es simple. ¿Podrás hacerlo?

—Por supuesto, amo —le contestó el hombre de inmediato—. ¿Necesita otra cosa?

—Sí, que hagas lo que esté a tu alcance para que Sheldon y yo consigamos las mejores notas, debes saber que no tengo ganas de estudiar —repuso Satanás, quisquilloso.

—Al momento, amo. —Y se notaba que estaba feliz de satisfacer su voluntad.

     El Diablo pensó que ya podía relajarse, el escenario se hallaba listo para iniciar el primer acto de la obra teatral. Había que reconocer, eso sí, que el director Browning había sido un hueso duro de roer. Se había resistido bastante más que el falsificador al que había recurrido el día previo para que preparara el expediente de Quasimodo y de él.

Satanás. La tentación del mal (novela terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora