«Pongo en duda todas las cosas. Colocándome ante las podridas y barnizadas fachadas de vuestros más excelsos dogmas morales, escribo con letras de llameante desprecio: "¡Ojo! ¡Mucho cuidado! ¡Todo esto es fraude!"».
La biblia satánica, de Anton Szandor LaVey
(1930-1997).
Satanás se sentía eufórico dentro del cuerpo de Mary cuando entreabrió la puerta del servicio, listo para ir a hacer travesuras de las suyas. Pero se percató de que no se había puesto bien el sujetador y de que se le escapaba un pecho por el escote. Una vez más, la impaciencia a punto estuvo de jugarle una mala pasada.
Entró y se demoró unos minutos al ajustarlo. Agradeció que Mary no se hubiese quitado las sandalias azules de tacones interminables, pues de lo contrario hubiese demorado una eternidad. Y no era para menos, se le enroscaban alrededor de las piernas igual que las serpientes del Infierno cuando seducían a los inocentes humanos.
Comprendió que para su nueva amante él era una víbora del tamaño de Apofis. Porque a partir de ahora se le grabaría en el cuerpo a fuego rápido y le resultaría imposible deshacerse de estas emociones. La convertía en su acólita —casi en una lujuriosa diablesa— y notaba que se encontraba impaciente por recibir más muestras de su atención demoníaca.
A Satanás le parecía curioso haber paladeado las sensaciones desde un punto de vista masculino y ahora volver a disfrutarlas mientras palpitaban en el cuerpo femenino, listas para descontrolarse ante cualquier mínimo roce. Imitaba a Lawrence Durrell cuando escribió las cuatro novelas correspondientes a El cuarteto de Alejandría, porque se sentía un escritor que narraba las mismas escenas desde las perspectivas de distintos personajes. Claro que la diferencia radical consistía en que él, en lugar de sentarse a aporrear la máquina de escribir o el teclado del ordenador, se dedicaba a vivir las desconcertantes experiencias. Era tan poderosa la atracción y el modo en el que había conquistado el cuerpo de Mary que, pese al apuro, no podía resistirse a acariciarse para palpar las huellas de su depravada pasión. ¡Vaya con esta humana!
Consiguió serenarse y se encaminó hacia la salida. Abrió la puerta y traspasó el acceso. Se asomó por el pasillo y contempló cómo se divertía la multitud aborregada que colmaba el recinto. Y, lo fundamental, constató el cambio operado, pues para los demás ahora la figura de Mary era un imán. Todos los ojos masculinos —y gran cantidad de femeninos— se clavaban en ella y la taladraban como si quisieran formar parte de su dulce esencia. Antes despertaba interés —era muy guapa—, pero no de este modo. La reacción actual significaba que Satanás se hacía omnipotente de nuevo, a la altura de Dios. Y confirmaba que el suyo solo era un problema de actitud. El rechazo de las brujas le había dañado la autoestima, y, con ello, se había producido un menoscabo en sus poderes.
Por eso analizó cuál de todas las parejas parecía estar más enamorada y miró al chico sin llamarlo. Era atractivo, de pelo negro y de ojos claros, una mezcla de gris y de miel. Y con una espalda ancha que casi le desbordaba la americana que utilizaba, como si jugase al rugby a nivel profesional. Mary se había portado de forma tan generosa al ayudarlo a recobrar su personalidad que no la acuchillaría por la espalda al atraer hacia sí a un hombre repulsivo. El muchacho —al igual que el resto— le había echado varios vistazos, pero al acariciarlo con la mirada le susurró algo a la novia y caminó en dirección a ellos.
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Satanás. La tentación del mal (novela terminada).
Fantasy🔞ATENCIÓN, ESTA NOVELA ESTÁ CATALOGADA COMO MADURA. 🔞 ES UN SPIN-OFF DE LA SAGA LA MÉDIUM DEL PERIÓDICO, CUYA NOVELA 1, THE VOICE OF LONDON, ES ÉXITO DE WATTPAD WEBTOON STUDIOS. Satanás es irresistible como nadie. Lleva milenios dedicado a provoca...