Capítulo 11. Un bautismo peculiar. ⛧

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«Satán representa la venganza, en lugar de ofrecer la otra mejilla»

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«Satán representa la venganza, en lugar de ofrecer la otra mejilla».

La biblia satánica. Las nueve declaraciones satánicas.

Anton Szandor LaVey

(1930-1997).

—¡Qué subidón de adrenalina tengo! —Brooke le dio un fuerte abrazo a Satanás, quien olía su calentura y se divertía.

     En la sala todavía retumbaban las ovaciones y el público seguía de pie. Y esto a pesar de que a la vuelta de la iluminación —el director Browning fue cortés, le permitió que primero se desfogase dentro de Mary— salieron como mínimo diez veces.

     Los cinco actores aparecieron cogidos de la mano al levantarse el telón y agradecieron a los espectadores mediante reverencias y sonrisas. Y recogieron las rosas que les tiraban y señalaron en dirección a los compañeros que trabajaban detrás de bambalinas. Y, por supuesto, también al director. Aun en medio de los vítores les costó abandonar las pieles de los personajes, sobre todo al Diablo, que por un momento creyó que era mortal.

—¡Gracias por tu genialidad! —Brooke le acarició el pelo y le clavó los ojos con coquetería—. ¿Qué tal si tú y yo nos vamos a tomar una copa y festejamos? O puedes llamar a Sheldon para que le haga compañía a mi amiga y que así ella no esté sola.

     Mary ocultó la sonrisa irónica y le efectuó un guiño a Satanás. Para el Señor del Mal resultaba evidente lo que Brooke Payton pretendía: marcar el territorio y minimizar la química que había quedado patente en el final de la obra teatral. Otra vez se comportaba como el perro del hortelano, porque sabía a la perfección que Quasimodo estaba de viaje, así que en realidad despedía a su verdadera amante para que los dejase solos y monopolizarlo.

     El Señor del Mal decidió hacerse el tonto y que lo deseara más aún. La estrategia lo convertía en un objeto de deseo inaccesible para ella en la vida real, aunque en las tablas compartiesen escenas de alto contenido erótico. Mary tenía razón desde el principio y había establecido una hoja de ruta acertada. Porque Brooke había desperdiciado su oportunidad y tendría que esforzarse al máximo para que volvieran a salir. Al fin y al cabo, ahora un ejército de mujeres suspiraba por sus huesos. Y, lo principal: ella ni siquiera le gustaba como para echarle un polvo.

—¡Nuestra Eva es la que se merece el mayor de los festejos! ¡Qué actuación excelente, Mary, me has puesto la piel de gallina! Y tan cachondo que no se me bajará la erección ni en una semana. —Satanás les colocó un brazo sobre los hombros a cada una—. ¿No somos un trío, acaso? ¡Pues vayamos a bebernos las copas! —A Brooke se le quedó cara de masticar un zapato.

     Una vez sentados ante la mesa del pub y con tres jarras de cerveza frente a ellos, el demonio pretendía aprovechar su malestar para incomodarla como forma de castigo por ningunearlo. «¿Por qué todas las protegidas de Da Mo me muestran tan poca consideración?», rumió enfadado.

Satanás. La tentación del mal (novela terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora