Capítulo 8. Cómo librarse de Adley.⛧

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«¡Congregaos en torno mío, oh, vosotros que desafiáis a la muerte, y la Tierra será vuestra, para ahora y para siempre!»

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«¡Congregaos en torno mío, oh, vosotros que desafiáis a la muerte, y la Tierra será vuestra, para ahora y para siempre!»

La biblia satánica.

Anton Szandor LaVey

(1930-1997).

Llevaban todo el fin de semana encerrados en el piso de Mary y todavía no sabían cómo librarse de la molesta presencia de Adley. Este se negaba a darse por vencido y atosigaba a Brooke con whatsapps  y mediante llamadas telefónicas.

     El primer problema radicaba en que se distraían al follar como conejos. No se saciaban, seguían con ganas de más. Durante la última temporada Satanás había pasado un hambre devoradora y aprovechaba la disposición total de la chica para saciarse. Por eso se habían vestido, para resistir la tentación y elaborar un plan coherente. El segundo inconveniente consistía en que no se ponían de acuerdo en cómo proceder. Y no deseaba actuar por libre porque respetaba la opinión de su amante, pues a cada paso hacía gala de la capacidad de meditar antes de actuar, justo en lo que él fallaba.

—Sigo empecinado en que lo mejor es matarlo y deshacernos de un plumazo del cadáver y del inconveniente que Adley representa. —El demonio se pasó la mano por el cabello y se lo desacomodó porque sabía que le daba un aspecto más sensual.

     Mary le clavó la vista, seducida. Se le hacía agua la boca porque tendido sobre la colcha azul del lecho y rodeado de almohadones constituía una tentación irresistible para ella. Le colocaba la cabeza sobre el vientre y se situaba de modo tal que apreciaba cómo los hermosos y pícaros ojos azules lo invitaban a poseerla por enésima vez.

—Te habrá funcionado al librarte de los estudiantes para conseguir una plaza en la residencia, tal como me contaste. —La joven se mordió el labio inferior, pensativa, y el Señor del Mal se contuvo para no acercar el rostro y mordisqueárselo también—. Pero jamás te servirá para acercarte a Brooke porque lo convertirías en un mártir. Su figura ganaría presencia con el paso del tiempo y solo lograrías que lo idealice. Le pondría en el recuerdo virtudes de las que Adley carece y lo compararía con todos los hombres que conociera. Podría decidir llevar una vida de monja, incluso, es propensa al drama.

—¿Estás segura de que no pretendes apartarme de Brooke, de impedir que me acueste con ella? —La estudió sin perder detalle—. ¿O quizá intentas protegerla de mí y dilatar su caída?

     Mary se sentó, escrutó la mirada esmeralda y le replicó:

—¿Y tú, Satanás, cuando estés con ella le serás fiel y te olvidarás de lo que hemos compartido?

—¡Imposible, jamás le seré fiel a alguien! —Se reía igual que si le hubiese contado un chiste—. ¿Cómo se te ocurre que el Mal se rinda por entero a una única persona? Pensarlo siquiera es una tontería, Mary. —Luego le llevó la mano a la entrepierna y la acarició por encima del pantalón corto—. Sabes que no poseo ninguna virtud, he sido honesto contigo. Y la fidelidad es un atributo incompatible con el temperamento demoníaco porque tenemos un apetito insaciable y muy variado. Me resultaría imposible dedicarme por entero a alguien. Pero no soy egoísta, nunca te exigiría que no te acuestes con otra gente... ¿Entiendes, además, que asesinar y que mentir son parte de mi naturaleza también? Lo digo porque tal vez intentas mantener con vida a Adley a toda costa, sin reflexionar en si esto es lo que más me conviene.

Satanás. La tentación del mal (novela terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora