Marry Me - Daniel Seavey

Capítulo 32

El viaje hasta nuestro destino es silencioso, pero a diferencia al anterior me dirigía alguna que otra mirada y sonrisa, las cuales yo le respondía con otra tímida, pues yo sabia que seguía enfadado y la verdad es que yo no podía dejar de pensar que todo esto fue nada más que mi culpa.

Cuando llegamos nos bajamos del coche y entramos en la casa y esperé a que Daniel volviera a entrar pues este se fue, bueno más bien desapareció, pero mejor, la verdad es que prefería estar sola, por lo que me voy a la primera habitación que veo y me encierro. Me doy cuenta de que me encuentro en la que fue que baile por última vez, cuando sonreí por ultima vez, la última vez que fui feliz.

Han pasado ya un par de horas y Daniel todavía no ha vuelto, no he parado de darle vueltas a la cabeza a eso de irme y creo que no puedo esperar a terminar el curso, ya se que tampoco tengo mucho dinero pero no es algo que me importe en este momento, ya que una vez llegue a mi destino siempre puedo buscar un empleo. No me importa donde ir mientras sea lejos, tal vez vuelva España, pero eso solo haría que la recordara aún más, y lo que quiero es olvidar, olvidar todo.

Oigo la puerta de abajo abrirse por lo que deduzco que Daniel ha vuelto y en efectivo es él. Bajo intentando fingir mi mejor sonrisa, pero es imposible.

-Ya he vuelto.- dice desde abajo para que le escuche.- he ido hacer unos recados que tenía pendientes.

-Podías haber avisado.- le recrimino mientras bajo las escaleras como puedo.

-Estas bien?- me pregunta cuando me ve.

-Claro, ¿por qué lo dices?- le miento.

-Porque te conozco mejor de lo que piensas.- dice mientras deposita unas bolsas sobre la encimera de la cocina y se gira.

No quiero decirle que me voy a ir en cuanto pueda, se enfadaría de nuevo conmigo y le necesito más que nunca.

-Solo me he acordado de que fue aqui donde baile por última vez.- digo para que no siga.

-Sobre eso lo siento muchísimo, pero no quería que las cosas acabaran así lo juro.- dice bajando la cabeza- pero sigo pensando que no tienes que hacer esto si no quieres.

-¿No te has dado cuenta de que eres lo único que me queda? No quiero perderte también a ti.

-Pero aun asi vas a abandonarle.- me recuerda mi subconsciente.

(...)

Es ya por la noche y Daniel me ha dicho que tiene una sorpresa para alegrarme un poco y que tengo que vestirme elegante, por lo que me visto con un vestido de manga corta por encima de las rodillas color gris y encima me pongo un chaqueta ya que hacia un poco de frío. Para acompañar a todo esto me pongo unas manoletinas ya que no me apetecía llevar tacón y la cadena de mi madre.

Cuando estoy lista bajo y espero a que Daniel de señales de vida.

Unos minutos después veo que aparece alegremente por la puerta de la cocina.

- Ya podemos irnos, pero antes- me extiende una cinta para que me la ponga.

- ¿Estaras de broma no?

- Claro que no. Venga que tengo hambre.

- Ay lo que tiene que hacer una por amor...- digo riendo mientras le devuelvo la cinta para que me la ponga.- a la comida digo.

- Claro si a la comida.- dice riendo- ¿Y quien dijo que vamos a comer? -Dice subiendo y bajando las cejas.

- Dios, no me seas un pervertido.

- Lo siento, pero no puedo no ser lo. ¿Te has visto?

- Todas las mañanas frente al espejo querido. - digo riendo victoriosa. - Venga vámonos ya.