De todo un poco

La sirena de un demonio

La sirena de un demonio por mitkit99

Como demonio, el mismo hijo de Hades, Nico estaba acostumbrado a ver almas muertas. La mayoría se concedió de causas naturales pero otras fueron de asesinato. La parte más oscura de él amaba las obras maestras que crearon los psicópatas, los felicitó por sus trabajos brutales.

La muerte más grande que jamás vio fue a un joven, un erudito, que había sido destruido en las aguas del Mediterráneo. Le habían enviado a recuperar el alma solo para encontrar a la cruel sirena, la única hija de Poseidón, haciendo tapping en lo que quedaba de su cráneo, susurrando si se había dado cuenta de lo que era ella antes de que intentara acercarse. Ella lo llamó estúpido, riendo porque él debería haber sabido que no debía tratar de escuchar su canción.

Ella lo sintió acercarse y se volvió para estudiarlo. Ella había preguntado si el alma de su víctima sufriría, que lo había atrapado intentando violar a un artista amigo de ella, una humana que era la vidente de Apolo. Él le había dicho que sí y sintió que su frío corazón se calentaba solo un poco y la viciosa curvatura de sus labios.

Encontró muchas más muertes de ella, todas más perfectas que la anterior, aunque ninguna tan buena como el alma de Andrew Chase. Ella sonreía y cuestionaba el sufrimiento del infierno, a ver si era tan perfecto como ella había imaginado. Le hablaría de los ríos de Acheron y Styx, de Tartarus y de Asphodel. Ella suspiraba ante el cuadro del dolor y la brutalidad, deseando poder verlo por sí misma. Nunca habló de Elysium. Eso era el paraíso, una cosa que hizo que su sirena chillara y maldeciera. Ella era la princesa de la Atlántida. Su padre gobernaba los mares y ella odiaba la perfección de su reino, lo consideraba aburrido y anodino. Su madre era su consorte, porque odiaba a su reina, que era la puta de su madrastra. Su hermanastro más viejo, Tritón, era tan horrible como su madre. Sus otros tres hermanos mayores, Theseus, Eryx y Cycherus, eran miembros del ejército del mar, Los soldados más confiables de su padre. Eran tolerables para ella, porque se enorgullecían de cada muerte y de cada batalla. Su hermano menor era un cíclope, la única de las bestias que le gustaba, en cierto modo. Tyson era la dulzura personificada, su única debilidad, y la única que podía hacerla sonreír por algo que no involucraba la muerte o la sangre. Él era el único al que ella mostraba afecto y trataba de esconderse de sus ataques.

Un día los ataques cesaron. No pudo encontrar un solo rastro de ella. Le rogó a su padre su ubicación, pero se le negó todo el tiempo.

Finalmente se enteró de ella. La habían secuestrado el capitán del ejército de Esparta. Lukas Castellan había sido amigo de Andrew Chase, el erudito que mató en Atenas. En venganza por su asesinato, la había perseguido y la mantenía encerrada en una jaula de cristal en su casa. Nico no pudo rescatarla porque era un demonio de la muerte.

Después de un año agonizante, el capitán finalmente la mató frente a sus oficiales en una fiesta para celebrar después de que hubieran derrocado a Atlantis. Toda su familia y su gente habían muerto. Con su muerte, todas las sirenas y sirenas habrían desaparecido del mundo mortal. La torturó con su espada antes de cortarle la garganta.

Nico la llevó al infierno, llevándola por las puertas y su palacio personal cerca del río Acheron. Él tenía un estanque profundo en su jardín y después de curar las heridas físicas en su alma, la colocó en ella. Su padre lo dejó arrastrar almas sucias para que ella continuara con sus muertes de sangre y dolor. Lukas fue enviado allí, al igual que Andrew. Su amiga artista fue llevada a Nico, al igual que Triton y sus tres hermanos y madre. Ella le cantaría y él le contaría las historias de crueldad que encontró cuando se fue al reino mortal. Cada noche, antes de que él se retirara a soñar con batallas y muerte, ella le daba un beso, normalmente con sangre manchándose los labios.

Nico no esperaba obtener una sirena, y mucho menos poder mantenerla. Sin embargo, Persephone tenía una manera de sorprenderlo, con sangre, música y muerte. ¿Qué más podría querer un demonio de la muerte?