Capítulo 4

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Tras un breve descanso de unos minutos, muy pocos se fueron, ya que no querían sentir la desgracia de observar a alguien como Ramlah en lugar de algún otro; sin embargo eso no excusaba el hecho de que hayan sido derrotados, o que sus combates no f...

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Tras un breve descanso de unos minutos, muy pocos se fueron, ya que no querían sentir la desgracia de observar a alguien como Ramlah en lugar de algún otro; sin embargo eso no excusaba el hecho de que hayan sido derrotados, o que sus combates no fueran lo suficientemente buenos para los ojos de los jueces. No cumplieron con el tiempo, sus técnicas de combate también eran demasiado simples, y no demostraban la fuerza necesaria como para tenerles piedad, desembocando todo en una derrota doble, no un sucio e inaceptable empate. Aún así quedó un buen grupo de espectadores en las gradas para deleitar su vista con los últimos combates de las pruebas, entre los cuatro jóvenes más poderosos de la aldea; apenas se le estaba reconociendo su gran esfuerzo a Ramlah. Y este último ya estaba listo para su próximo combate, si ganaba este, sabría que su destino era enfrentarse ante el más poderoso de la aldea; Keera. Aunque pensara que lo mejor era dejar de luchar tan enérgicamente, algo dentro de él nacía al contemplar el brillo en los ojos de su amada Reeka, a pesar de la algo grande distancia, sus miradas se encontraban con facilidad. Reeka estaba viendo al dulce chico al que le tenía un gran afecto, no podía creer que él fuera tan fuerte y hábil; al menos no tanto como ella creía. Sentía gran admiración por Ramlah, y él solo tenía unas grandes ganas de darle todo su afecto, ya que al ser ella quien creyera en él, a excepción de Tiamat, no podía sentir otra cosa que no fuera amor por aquella Gible que le había tenido esperanzas, esperanzas de ser alguien con un gran valor, un valor único y especial; el de ser alguien con futuro y una vida que disfrutar.

—Y bien Sirrush, ¿ya va a comenzar? —le preguntó ansioso Xol. 

—Viendo que mi muchacho ya se ha recuperado, pues claro que sí.

—Papá —lo llamaba su hija, la cual se encontraba a su lado sentada en un asiento algo más alto que el de los jueces, solo para observar los combates que se suscitaron—, ¿no te parece algo emocionante? —le preguntó más que conmocionada por los combates encarnizados de Ramlah.

—Si hablas de Ramlah, por supuesto que pienso que es algo asombroso —contestó con sinceridad—, el consejo pensaba que no sería una buena idea el integrarlo desde que era un pequeño recién nacido. Sin embargo creo que ha demostrado que es digno de ser in habitante, más que el resto de niños de su edad. 

—¿En verdad piensas eso? —exclamó Heizer más que sorprendido— Sirrush, creí que eras más rígido en cuanto al tema de las pruebas y el desempeño.

—Heizer —lo nombró con un tono seco y algo pretencioso—, si lo fuera tus hijos directamente hubieran ido a los entrenamientos para recuperar la oportunidad de ser vencidos. El primero que ansiaba el mandato de su propio escuadrón, y fue derrotado por su propia torpeza, y la chica por aquel que desprecian como "la larva de mami".

—Pero Sirrush... —insistía Xol.

—Sin peros —interrumpió tajante el líder—, las pruebas se hicieron en su momento por algo, y si Ramlah ha llegado hasta donde se encuentra es porque tiene esa fuerza de dragón dentro de él, a pesar de no serlo completamente. 

Honor de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora