Capítulo 7

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El Umbreon, con aquel aire intimidatorio en su mirada carmesí y a la vez una expresión de serenidad, comenzó a hablar

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El Umbreon, con aquel aire intimidatorio en su mirada carmesí y a la vez una expresión de serenidad, comenzó a hablar.

—¿De qué te ha salvado este muchacho, Misuto? —preguntó con curiosidad el antes dicho.

—No me digas que de nuevo buscaste pelea con ese tal Jaws y su pandilla —exclamó con reproche la Leafeon, la madre claramente—, ya sabes que de verdad es peligroso meterse con esa clase de niños.

—Bueno yo... —la vulpina se sintió exaltada, la palabras habían huido de su boca por el miedo a explicar algo que seguro la metería en problemas.

—¡Su hija me salvó! —exclamó agitado Ramlah.

—¿De quién te salvó mi hija? —preguntó el padre.

—De ese tal Jaws —le respondió—, ellos me estaban lastimando, su hija se interpuso y de esa forma pues...

—Se intentaron aprovechar de mí —explicó—, eran Jaws y sus dos secuaces. Pero Ramlah los desafío, y me salvó de ellos tres. 

—Así que eso fue lo que hiciste por mi hija —comentó el Pokémon lunar—, agradezco lo que hiciste muchacho, no tengo nada con que pagarte de momento.

—Pero —interrumpió la madre—, si hay algo que quieras dínoslo, mi esposo y yo te podríamos ayudar a conseguirlo. 

—No tengo mucho que pedir en verdad —explicó con modestia el hormiga león—, solo hice lo correcto por su hija señor y señora... —quedó unos cuantos segundos en la duda de que responder.

—Lune y mi querida Hanatsu —dijo presentándose como era debido—, en verdad que no queremos dejarte sin al menos una recompensa muchacho. 

—Ramlah se dirigía al oeste —explicaba la pequeña— me imagino que debe de estar buscando a sus padres. 

—¿Es cierto eso querido? —preguntó con pena la madre—, si necesitas regresar te podríamos llevar mañana a ese lugar si lo quieres, mi marido conoce perfectamente el bosque y te podría ayudar a llegar a cierta parte si lo deseas.

—Con gusto te llevo campeón —se ofreció Lune con caballerosidad—, si quieres puedes quedarte a descansar en nuestro humilde hogar entre hoy y mañana. 

—O cuando quieras —exclamó alegre la pequeña vulpina—, después de todo, me salvaste de esos tres despreciables. 

—Bueno, yo... 

—¿Si?, ¿qué sucede Ramlah? —le preguntó con curiosidad Hanatsu—, ¿es sobre tus padres?

—Así es señora —admitió—, soy huérfano de nacimiento. Por tanto, mis padres ya no están conmigo, ni estuvieron conmigo antes.

La pequeña familia se quedó callada un momento ante la declaración de Ramlah.

—No te sientas mal hijo —musitó Lune con el deseo de remendar las cosas por la pregunta, con tal de no hacerlo sentir peor—, no muchos tuvimos padres que nos cuidaran con afecto, y lo digo por qué yo tampoco los tuve —declaró el Umbreon, Ramlah ahora parecía tener alguien con quien compartía algo; ser huérfano.

Honor de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora