¿Acaso las bestias también son honorables? Los dragones son feroces, poderosos entes que parecen domar a la naturaleza, inclusive son despiadados y no tienen límites al demostrarlo.
Pero, ¿tienen honor?
Podrán alardear tener el honor de ser los qu...
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La joven vulpina no podía parar de pensar, desde hace tantas noches, lo que le pudo haber deparado a aquel que consideraba su grato hermano del alma. Sabía muy bien lo fuerte que era y que su corazón no se doblegaría tan fácil en su búsqueda de aquel lugar en el cual existir; su hábitat. Sin embargo, en su corazón, sentía un gran pesar al no haber visto ni una sola vez a este en tanto tiempo desde su partida, y los días se tornaban de lo más aburridos y sin ninguna pizca de aquella emoción cómo la que sentía aquellos días que había pasado con ese pequeño anaranjado. Aunque ciertas ideas rondaban la mente de Misuto acerca de esto, seguramente había cambiado desde que evolucionó, seguro que su manera de pensar había sufrido cambios. ¿Será que ese Ramlah que conoció en algún momento también había dejado de existir?, esa duda era el principal motor para que ella se arriesgara a dejar el único lugar que conocía en toda la vasta región de la que formaba parte. No podía dejar de pensar en que si se quedaba a esperar la llegada de su más grande amigo, aquel que le ayudó, protegió y confesó su pasado, el que volvería no sería su Ramlah; tal vez está cambiando tanto, que en cada luna que recorre el cielo nocturno atestiguando los hechos, una parte de este se desprende y nace de él lo peor que ha estado viviendo estos últimos meses. Y en el peor de los casos, dudaba que él siguiera allá afuera, y nunca volvería.
Teme por él, no quería perderlo, y no quiere quedarse con unos tristes recuerdos que al final se terminarán volviendo un espejismo de lo que alguna vez vivió en su caótica infancia. Pero no por eso una mala, sino memorable y de la que ha estado aprendiendo, no quiere volver a ser débil ni tampoco perder cómo las veces en las que estuvo a merced de otros esperando un final. Tal vez buscar a Ramlah sea difícil, pero Misuto alguien que creyera en el destino, aunque reconocía que conocer a Ramlah bien podría ser una clara muestra de la existencia del mismo; ella quiere forjar su camino y en su mente la respuesta a ello es que actúe para encontrar lo que busca y lo que ella quiere en esta vida.
El claro cielo nocturno adornado con la multitud de estrellas creando sus constelaciones era lo que podía usar cualquier viajero nocturno para guiarse en una oscuridad tan grande, pero en el caso de la Eevee eso era una total imposibilidad, la espesura del bosque impedía hacer aquello y tampoco era una opción escalar entre las ramas con tal de usar dicho método. Carecía de las habilidad de su padre para poder transitar en la penumbra; este con su poder lumínico y gran capacidad visual era el perfecto transeúnte de la noche al que era imposible sorprender y que difícilmente el bosque pudiese confundir.
Y aún careciendo de eso, ella avanzaba entre la profunda oscuridad del bosque, muy atenta a los sonidos de su ambiente para guiarse entre la penumbra, y con su olfato trataba de evitar a aquellos que pudieran ser una amenaza; ciertos canes de pelaje oscuro en particular. Mantener su distancia con otros, era lo principal para una inexperta zorra de madriguera. Misuto realmente no conocía cómo era Nevsnar en ausencia del astro rey, pero aquello no le habría detenido, realmente tenía muchas ganas de volver a ver a Ramlah tras tanto tiempo, y aquel a quien consideraba su hermano no le había dado explicaciones antes de haberse marchado del bosque, tocar el tema con sus padres tampoco era complicado porque no quería abrir la herida en sus corazones; sobre todo con su madre. La Eevee se sentía mal, porque aun cuando podía ir a visitarlo no lo había hecho, desperdiciando aquella última oportunidad de despedirse de Ramlah. Sus heridas no eran una excusa, Ramlah en su momento la había salvado de un terrible evento que podría haber sido una tragedia, y eso que ni siquiera le conocía, arriesgándose por una simple desconocida. Misuto reflexionaba mucho esto, porque era el ejemplo más puro de la nobleza que Ramlah poseía, que le había demostrado aquella vez que se conocieron ambos; justo después de haber sido desterrado de Wawel. No dejaba de pensar en que era más que necesario dejar el bosque en el que nació, porque reencontrarse con su ser querido valía totalmente la pena para ella.