Capítulo 6

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El medio día, el bosque a los alrededores de Wawel al medio día aun conservaba ese frescor tan característico de él, todo gracias a lo frondoso de sus árboles

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El medio día, el bosque a los alrededores de Wawel al medio día aun conservaba ese frescor tan característico de él, todo gracias a lo frondoso de sus árboles. La luz solar apenas y llegaba al suelo, aunque claramente habían lugares donde llegaba a calentar la húmeda tierra, sonidos de aves se escuchaban por doquier, algunas pisadas y claro, ramas crujiendo. Todo esto podría ser un escenario más que relajante, bello y armonioso, solo que habría que darse cuenta de que el bosque de Nevsnar ocultaba todo lo que en verdad era, detrás de la hermosa pinta de bosque de fantasía, había un oscuro toque de siniestro. Todo esto Ramlah lo sabía, por esa razón necesitaba buscar rápido un lugar en donde resguardarse y así pasar algunas noches.

—¿Por dónde debería de comenzar? —se preguntó así mismo. Posterior a su pregunta, recordó que al lado oeste era más seguro, ya que por ciertas razones era más pacífico y mucho menos poblado por otros Pokémon.

Así que sin nada más que hacer, fijó su rumbo hasta el lado oeste de Nevsnar; con el cuidado de no llamar mucho la atención de algún depredador que lo viera apetitoso.
Su andar era algo lento, el hecho de haber caminado antes desde el valle de Wawel hasta Nevsnar y además ser pateado con tal fuerza habían agotado al joven hormiga león, pero eso no impediría que continuará atravesando Nevsnar, claro que a un paso agotado.

Al pasar de algunas horas, aun con el sol iluminando lo poco que podía iluminar por la frondosidad, Ramlah había sentido varias miradas cernirse sobre él, pero no sólo eso, sino que también que algunas de ellas lo venían siguiendo desde hace un buen rato. Esto lo hizo sentirse nervioso como nunca, pero esa sensación se la guardo para sí mismo ya que debía de transmitir calma y no perder la razón para solo huir, sabiendo que de escapar no tendría muchas oportunidades más que intentar cavar lo más rápido posible.

—Salgan —exclama Ramlah con notorio temor y deteniéndose—, no sé quiénes sean, pero sé que me vienen siguiendo desde hace más de media hora. 

—Parece que no eres una simple larva —exclama una de las voces—, bien chicos, creo que debemos de salir entonces. 

Aquellos que le seguían salieron de su escondite, tres Poochyena se mostraban ante Ramlah, pero curiosamente en posición de caza, acorralando a su presa. 

—Dime, ¿cuál es tu nombre? —interrogó el cánido que le habló con anterioridad—, nunca te había visto por aquí así que supongo que no eres de por aquí.

—Así es, no soy de por aquí —contestó el joven hormiga león—, mi nombre es Ramlah y provengo de la aldea de Wawel. 

—¿Wawel dices?, así que supongo que debes de ser un exiliado. Nunca nos habían enviado a un exiliado por aquí —comentó uno de ellos.

—Bien Ramlah, mi nombre es Jaws —dijo presentándose—, mi compañero que te acaba de hablar es Shad y nuestro amigo Efrafar. 

—Oh un placer —pronunció Ramlah con cierto titubeo.

Honor de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora