25.

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Cada vez hacía más calor.

Los días eran cada vez más largos y luminosos y el profuso pelaje del panda Saotome se veía constantemente húmedo y encrespado por el sudor que transpiraba su enorme cuerpo.

Ranma le observaba ir y venir por la casa resoplando y gruñendo a causa de la fatiga; fruncía el ceño y sacudía la cabeza sin lograr entender por qué su padre pasaba cada vez más tiempo transformado en panda. ¡Con el calor que hacía! Ir con toda esa cantidad de pelo encima debía ser un suplicio.

Está de mal humor solía decidir el chico y no le daba más vueltas al asunto.

Tras la definitiva marcha de los Mouri de sus vidas lo esperable era que todo volviera a la normalidad en el dojo Tendo, sin embargo...

Y lo hará se decía Ranma. Algún día tendrán que superarlo añadía después, retirándose el molesto sudor de la frente con su antebrazo derecho. Supongo.

Ya habían pasado varias semanas desde el incidente ocurrido en el Furinkan, desde la "batalla" (si es que podía llamarse así) final entre Ranma y Mikishito, aunque pensándolo bien Ranma solo había luchado contra aquellos ninjas infernales y ni se había acercado a Mouri quien sí había recibido su merecido a manos de Akane. Por lo menos ella pudo desquitarse golpeándolo, tirándole al suelo y humillándole. Ranma solía sonreír cuando se acordaba de eso.

Después de que Zero Mouri acudiera al rescate de su insulso hijo y se lo llevara arrastras, los chicos regresaron al dojo para informar a la familia de que por fin, de una vez por todas, y de forma definitiva Mikishito Mouri se había rendido. Había renunciado al amor de Akane y se había marchado llevándose consigo sus locuras, sus hombrecillos clonados y, por supuesto, también su dinero.

Las reacciones de la familia ante tal noticia no fueron demasiado sorprendentes, aunque cada cual necesitó su tiempo para asumirlo.

Kasumi, por ejemplo, solo necesitó unos segundos. Asintió con una hermosa y sencilla sonrisa de resignación y obsequió a su pobre padre con un dulce gesto de compasión que venía a decir: ¿Qué se le va a hacer? Aunque en realidad lo que dijo fue:

—Te preparé un poco de té, papá.

En opinión de Ranma, esa fue una buena reacción a lo que había ocurrido. Claro que él ya sabía de antemano que no era de Kasumi de quien debía preocuparse.

La reacción de su padre había sido, por lo visto, una especie de protesta a lo salvaje. En cuanto asumió que la fortuna de los Mouri había volado lejos de sus garras negras y blancas (y después de chillarle a su hijo por ello) se sumió en un hosco silencio que dirigió hacia todos, no solo hacía Ranma.

Aunque el chico esperaba que su padre le estuviera haciendo la vida imposible durante semanas por el asunto del dinero, eso no ocurrió. Solo hubo silencio, frialdad y después esa prolongada transformación en panda. Era bastante desconcertante para él porque si su padre pensaba que de ese modo le haría sentir culpable se estaba equivocando de cabo a rabo.

Al menos así me deja tranquilo pensaba el chico.

Por su parte el tío Soun, tras el inevitable ataque de lloros e histerismo al conocer la noticia, demostró ser una persona más adaptable y práctica de lo que a Ranma le había parecido nunca.

. .. ... .. .

—¡Aquí tienes, Ranma! —exclamó Soun Tendo con una brillante sonrisa y un grandioso cuenco repleto de helado entre sus callosas manos morenas. Era una tarde especialmente calurosa y Kasumi había comprado helados para todos—. ¡Para ti la porción más grande, mi querido muchacho!

Un Prometido de Verdad (Ranma 1/2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora