Sentados el uno frente al otro en el suelo del dojo igual que tantas otras veces en el pasado, Akane relató a su prometido con el mayor detalle que pudo todo lo que había ocurrido en la casa tras recibir su llamada.
Fuera se había levantado un viento que arrastraba arenilla y guijarros del suelo del patio que arañaban las paredes del cuarto en el que estaban. Corrientes invisibles se colaban por pequeños agujeros y hacían bailar las llamas de las velas que se fueron consumiendo mientras Akane hablaba sobre el grupo empresarial Mouri, su presidente y el trato que este tenía con su padre. Cuando oyó este punto, Ranma no se sorprendió demasiado; de hecho, no pudo controlar una dubitativa sonrisa que afloró en su rostro al escucharlo.
—Así que mi padre no es el único que va por ahí usando el compromiso de su hijo como moneda de cambio para conseguir cosas, ¿eh? —Se rascó la nariz, distraído—. Son tal para cual.
Akane le chistó para que se callara y escuchara.
Entonces, comenzó a hablarle sobre Mikishito Mouri. Desde la primera vez que pronunció su nombre, Ranma se dio cuenta de que la voz de la chica cambiaba; vibró de un modo distinto, como si se apagara ligeramente en un estremecimiento invisible de su cuerpo. Distinguió el miedo que intentaba ocultar y eso le intrigó; si algo tenía Akane era que muy pocas cosas la asustaban y desde luego un simple tipo de negocios no podía ser una de ellas.
No obstante, cuanto más hablaba más claro era. En un momento dado, apartó sus ojos de él y se removió bajo la manta, encogiéndose más aún. Fue cuando le dijo que el tal Mikishito la había escogido a ella como futura prometida.
—¿Qué? ¿A ti? —inquirió Ranma, sorprendido—. ¿Por qué a ti?
—Al parecer me... parezco a su primer amor.
—¿Y te pareces?
—¡No, claro que no!
Aquella reacción exagerada intrigó al chico, pero no demasiado y lo dejó pasar, centrándose en lo importante.
—¡Pues menudo mal gusto que tiene! —soltó él, como si nada. Lo dijo por costumbre, pero también en un desafortunado intento por aliviar la tensión que percibía en la chica—. Mira que pudiendo elegir...
—¡Pues como tú, idiota! —estalló Akane, enfadada—. ¡¿Acaso no me elegiste a mí por encima de mis hermanas?!
—No recuerdo que eso fuera exactamente así... —Sacudió la cabeza, recostándose sobre el suelo—. Bueno, ¿y qué más da? Dile que ya estas prometida y punto.
—¡Eso ya se lo he dicho, listillo! Pero no le importa en absoluto.
¿Qué no le importaba? Ranma frunció el ceño ligeramente fastidiado. ¿Quién se creía ese tipo que era?
—Lo peor es... —continuó Akane, empleando de nuevo esa vocecilla baja y vacilante—; que Mikishito y su padre tienen mucho dinero. Y le han ofrecido a mi padre una cantidad muy, muy, muy grande a cambio de mi compromiso con ese chico.
Ranma arqueó las cejas.
—¿Ah sí? —Ella asintió, pero él simplemente se encogió de hombros—. Pero nuestros padres tienen un acuerdo, ¿verdad? Se supone que yo me haré cargo del dojo cuando nos casemos, así que...
—El señor Mouri se ha ofrecido a traer al mejor artista marcial del mundo para que se encargue del dojo bajo las enseñanzas de mi padre —Le interrumpió Akane—. Estoy segura de que incluso sería capaz de traer a cientos de nuevos alumnos para convertir este lugar en el dojo más próspero de todo Japón si así logra salirse con la suya.
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Un Prometido de Verdad (Ranma 1/2)
FanfictionEl maestro Hapossai no está, los hombres Saotome están de viaje de entrenamiento y la calma y la paz reina en el dojo Tendo hasta que unos invitados muy especiales llegan a la casa. Un empresario muy rico y su hijo aparecen para reclamar una vieja d...