4. Kunais ~

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- Bien, Ibi, tu turno.

   6 días. 6 días seguidos practicando mi lanzamiento de kunais y shurikens sin parar. Mas 2 semanas más de entrenamiento general. Era hora de demostrar que no era una inútil, aunque sea en algo tan básico.

   Tenten, la única que me dirigía la palabra de vez en cuando (y de manera amable) me miraba expectante.

   Me paré a una distancia considerable del árbol, cerré mis ojos y respiré profundo, mentalizándome. Tomé los kunais de la funda en mi pierna y luego de unos segundos, los lancé.

   Abrí mis ojos, nerviosa y se me escapó una gran sonrisa. Di en el blanco con todos.

- Oohh, Ibi, ¡Muy bien hecho! - Guy sensei me felicitó y Lee me sonrió con su pulgar arriba hacia mí - ¡¡Tu juventud al fin está floreciendo!!

   Sentía calor en mis mejillas e hice un ademán tratando de fingir desinterés, pero me sentía alegre dentro mío pues había logrado lo que me había propuesto hace semanas, algo tan fácil y trivial para un ninja (aunque con la técnica de clones era un poco mejor) pero impensable antes para mí. Era el primer paso para convertirme en la gran kunoichi que deseaba ser.

   Miré a los miembros del equipo Guy, esperando ver sus reacciones, de que notaron que entrené duro y al fin lo logré, de que no era una compañera tan inútil como seguramente pensaban, una buena para nada destinada a fracasar. Tenten me sonrió.

    Neji estaba sentado, meditando.

   Ni siquiera había prestado atención.

   Me subió calor al rostro y apreté mis puños enfadada. El maldito al que más deseaba probar mis habilidades ni siquiera me prestaba atención en los entrenamientos.

- Neji - le indicó Guy que era su turno.

Lo miré fijamente mientras caminaba despreocupado y totalmente arrogante hacia donde yo recién estaba parada. Claro, lanzar kunais era pan comido para él. Quizás hasta lanzar un puto árbol no se le dificultaba para nada.

   Arrojó 3. 6. No, 10 kunais. No se detuvo ahí. Neji Hyuga debía demostrar que eso no era nada para él. Lanzó un último kunai.

   Nunca llegó al blanco pintado en aquel árbol. Me había acercado lo suficiente hasta ahí y antes de que el kunai se clavara en la corteza, lo intercepté y lo agarré limpiamente con mi mano.

   "De una u otra forma, verás que estoy aquí". 

   Él, sorprendido y confuso, abrió su boca para quejarse, y segundos después me lanzó una mirada asesina, con toda la rabia en el byakugan de repente activado en sus ojos.

- Oye, ¡TÚ!

   Le sonreí y acto seguido me largué de allí lo más rápido que pude. ~

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𝓔𝓵 𝓛𝓲𝓵𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓪𝓱𝓸𝓻𝓪 𝓮𝓼 𝓡𝓸𝓳𝓸  (Neji Hyūga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora