33. Carta ~

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   Sin más remedio, la 4ta. Gran Guerra Ninja comenzó. El comienzo de mi fin.

   Todos los shinobis de los distintos países formaron una alianza con el fin de derrotar a Madara Uchiha y su ejército de Zetsus y revividos con el Edo Tensei.

   Los Zetsus eran criaturas de color blanco que aparentemente no eran humanos y aunque morían, siempre aparecían más de ellos. Eran una cantidad enorme de clones, y parecía que cada vez aparecían más y más, no siendo tan difíciles de derrotar pero sí logrando ser una molestia por la diferencia de números.

   Cuando lograron infiltrarse a las carpas de ninjas médicos y atacar haciéndose pasar por ninjas aliados, la situación alarmó tanto al punto que todos desconfiaban de todos y era difícil decidir si alguien era un Zetsu transformado o realmente era esa persona.

   Una noche, Neji cayó rendido luego de usar demasiado su vista con su byakugan activado y así un Zetsu aprovechó para tomar su forma e ir a atacar a Sakura y otros médicos.

   Se esforzaba demasiado en su posición en esta guerra, tanto que daba todo de sí mismo e incluso más de lo que podía. En el campo de batalla luchaba con toda su fuerza y sin descanso, y por las noches mantenía la guardia con su byakugan hasta que no daba más y caía rendido ante el cansancio inevitable.

   Solía ayudarlo a montar guardia a pesar de que no poseía ningún tipo de técnica de rastreo o percepción, y esperaba a que agotara toda su energía para cuidarlo o relevar su guardia. Si alguna noche volvía a abusar de su vista como la vez en la que aquel Zetsu se había transformado en él, yo me encargaba de cuidarlo durante todas las horas que hicieran falta para que se recuperara y estuviera a salvo.

   Una noche en particular todo su cuerpo estaba adolorido y sus músculos se encontraban demasiado tensados. Lo recosté dentro de una tienda para dormir y comencé a colocar paños húmedos en su frente para aliviar la fiebre y el dolor de cabeza.

   No importaba cuántas noches pasara lo mismo, él siempre se quejaba diciendo que no hacía falta que lo cuidara y que estaba bien. ¿Por qué no se resignaba y siempre seguía quejándose y llevando la contra? Pues porque era Neji.

   Él intentaba protegerme a mí aún cuando el herido era él.

   Chasqueaba molesto su lengua mientras limpiaba su cara con otro paño húmedo.

- ¿Algún día dejarás de quejarte por todo? - inquirí con un suspiro y una sonrisa mientras quitaba algunos de sus cabellos largos de encima de su rostro. Sólo frunció su ceño como respuesta - Porque si siempre te sobreexijes tanto, no me queda otra que cuidarte hasta que te recuperes.

   Alguien irrumpió dentro de la tienda con brusquedad y se quedó de pie frente nuestro con expresión horrorizada.

- ¡¡¡¿Qué están haciendo aquí los dos solos?!!!

- Guy sensei, no grite, Neji está cansado - le pedí mirándolo con reproche.

   Ignoró mis palabras y prosiguió.

- ¡Entiendo que la llama de su juventud arda con pasión y aún más avivada que nunca por el fuego de la inevitable guerra, pero yo, como su maestro, no puedo permitir que algo tan ardiente suceda entre ustedes a tan temprana edad!

   Una gota de sudor cayó de mi frente y Neji suspiró con molestia. Pellizqué el puente de mi nariz con mis dedos y suspiré por dentro.

- ¿De qué está hablando, sensei?

   Guy intentó poner una expresión seria y nos miró a ambos, señalándonos con su dedo.

- ¡Chicos, deberé vigilarlos aunque sea en contra de mi voluntad! - nos advirtió con una mueca exagerada - Aunque me conmueva su llama compartida de afecto y juventud... ¡Es mi deber como adulto!

𝓔𝓵 𝓛𝓲𝓵𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓪𝓱𝓸𝓻𝓪 𝓮𝓼 𝓡𝓸𝓳𝓸  (Neji Hyūga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora