19. El demonio que se amaba a sí mismo ~

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   Otra enorme estaca de arena se alzaba encima mío a punto de atacarme, me caían lágrimas de desesperación y dolor por mi fractura. El ver el rostro de Gaara dispuesto a matarme me hacía hiperventilar por miedo a aquel peligro que nunca antes había experimentado.

   "¿Así se siente cuando estás a punto de morir?".

   Monoma me salvó de aquel ataque, usó la misma técnica que había intentado en el exámen anterior, de alguna forma controló mi cuerpo haciéndolo mover a su gusto, lanzándome hacia un lado de donde había caído la estaca. Pegué un alarido al caer cuando mi tobillo chocó fuerte contra el suelo.

- Déjame ver tu sangre...

   Se acercaba de a poco hacia mí, el pánico me invadió y comencé a arrastrarme como podía en el césped con mis brazos, pero tenía poca fuerza. Monoma intentó volver a controlar mi cuerpo para alejarme más de allí, pero Gaara al ver eso lanzó una lluvia de arena en forma de pequeñas cuchillas hacia ellos.

   Mi compañero sacó entonces algo que parecía ser una gran marioneta, invocándola rápidamente del pergamino en su espalda y cubriendo lo más que podía a Hinata y Shino. Él no pudo protegerse del todo, la arena se habia clavado en el costado izquierdo de su cuerpo.

- ¡¡¡MONOMA!!! - lloré histérica. El pánico me había apresado totalmente, ¿Qué debía hacer? Parecía que todos íbamos a morir en aquel lugar y no podía hacer nada para salvarnos.

   Tetsu corrió a socorrer al rubio, hizo sellos con sus manos y alzó un pequeño pero eficaz muro de tierra para evitar el siguiente ataque que Gaara les lanzó. Si no hacía nada, él iba a seguir atacando a mis amigos hasta matarlos.

   Intenté concentrar el chakra en mis manos con toda la fuerza que me quedaba, necesitaba lograr lo imposible pero era una situación de vida o muerte. Tenía que darlo todo.

   El sudor caía de mi frente, me estaba sobreexigiendo y así llegaría a mi límite. En una sola mano pude lograr la técnica, un látigo de chakra rojo y gomoso salió disparado de mi palma apuntando hacia el pelirrojo, pero un muro de arena lo protegió. Lo intenté una vez más. Volví a fallar.

   Dirigió su atención hacia mí, mandándome una enorme cantidad de arena que caía violenta y con furia encima mío, aplastándome y ahogándome con ella. Kiba saltó hacia mí y pudo sacarme de allí agarrándome de mis ropas.

   Los demás ya estaban en movimiento, huyendo del lugar, Tetsu cargaba a un malherido Monoma en su espalda y corrían lo más rápido que podían. Kiba me sostenía en el aire mientras saltaba en el árbol dispuesto a seguirlos.

- ¡¡¡Pero la chica!!!, ¡Aún está allí tirada!

- ¡DEMONIOS, IBI, ES ELLA O NOSOTROS, NOS MATARÁ!

- KIB-

   Gaara fue más veloz. Su arena me agarró de las piernas y me estampó en el suelo, quitándome del agarre de Kiba. Al mismo tiempo, otra ráfaga de arena lo hizo volar a él y a Akamaru por los aires, tirándolo también lejos en el suelo.

   Aquella arena con forma de una gran mano que había visto antes me agarró y me clavó en un tronco, apresando todo mi cuerpo pegado al árbol.

𝓔𝓵 𝓛𝓲𝓵𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓪𝓱𝓸𝓻𝓪 𝓮𝓼 𝓡𝓸𝓳𝓸  (Neji Hyūga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora