36. El último girasol ~

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[ PENÚLTIMO CAPÍTULO ]

   Ibi PoV:

   No hay nada que me haga sentir completa de nuevo, porque todo en lo que puedo pensar es en que vuelvas.

   Tu recuerdo me persigue en todo momento, la vida que dejaste atrás ató cadenas en mis tobillos y tu existencia me poseyó.

   Cuando te fuiste, en ese mismo instante, creo que mi reloj de tiempo se paró, todo mi universo se rajó, se quebró.

   Perdí el único mundo que tenía de niña, a mis padres, me esforcé tanto en no quebrarme en ese tiempo, en mantenerme fuerte y no caer en pedazos, creo que concentré toda mi energía, toda mi fuerza la usé en esa desgracia, que creo que la gasté toda y hoy ya no me queda nada para seguir adelante después de ti.

No es que de niña haya sido muy fuerte, sino que me esforcé al máximo y al dia de hoy ya me cansé. No puedo mantenerme más completa.

   Los lazos que siento haber creado contigo me llenaron el alma de cierta forma, tal vez tú no los sentías así, pero yo contigo ya no me sentía más sola en este mundo. El saber que existías me reconfortaba, eras la compañía de mi corazón. De cierta manera, dependía de ti para vivir tranquila. Eras mi calma, mi día a día, la persona que llenó el vacío que el ser huérfana me había dejado. Me gusta pensar que yo también pude llegar a llenar aunque fuese un poco tu vacío también, te debo tanto a ti...

   Ya no puedo depender de ti. Ya no puedo seguir esperándote, debo aceptar que no volverás, debo darme cuenta, abrir los ojos de una vez por todas, tú ya no estás aquí.

   Por más que sufra, por más rota que esté, por más que todas las noches llore pidiendo a gritos que vuelvas a mí, eso no sucederá. Debo dejarte ir...

¿Pero cómo puedo dejarte ir?

¿Te amaba como familia? ¿Te amaba como amante? ¿Te amaba de ambas formas?

No quiero dejarte ir
No quiero...

No.

Debo dejarte ir.
Pero no puedo...

No puedo dejarte ir... No quiero...
No puedo...

Debo hacerlo...

Un último llanto, un último lamento hacia la luna que hizo desaparecer al sol.

   Cayendo de rodillas, un grito de angustia desgarra mi garganta al abrirse paso por ella. Las lágrimas de siempre caen por última vez, desconsoladas.

Mi vida se había vuelto emocionante, llena, feliz, con millones de posibilidades para el futuro. Perder a una de mis partes terminó conmigo. Eso es lo que siento desde aquel día...

   Luego de varios días, mi rostro vuelve a ver el sol y preparo mi maleta, empacando mis cosas y mis sentimientos. Ya es hora.

   Es la hora de despedirme.

   Lo visito una vez más. Dejo una flor de despedida frente a su lápida y sonrío aflijida, con una pequeña lágrima cayendo por mi mejilla.

   El último girasol.

- Neji... Esta será la última vez que venga a verte... Tal vez en mucho tiempo.

   La brisa juega con mi cabello suelto y cierro mis ojos, respirando con calma el aire.

   Sé que es él. Lo puedo sentir. Sé que también es su despedida, desde donde sea que esté.

   O tal vez, más que una despedida, es un "Hasta pronto". 

   Porque viviré mi vida velando por él, y jamás lo olvidaré. Pero tengo que sanar...

   Volteo una vez más hacia su nombre escrito en el mármol. Mi corazón de a poco comienza a recuperar la paz, muy de a poco, pero lo hace.

- Adiós, Neji... - suspiro y emprendo mi camino - ... Hasta pronto...

   En la entrada de Konoha, hay alguien esperándome. Siento los nervios en mi pecho, y junto valor para acercarme hacia él.

   Sonríe con dulzura al verme.

- Ibi... ¿Qué haces aquí?

   Le devuelvo una sonrisa y me acerco un poco más.

- Me iré de la aldea.

   Abre sus ojos con sorpresa y algo de ilusión.

- ¿A-a dónde?... Yo estoy por volver a Suna...

   Mi corazón se siente algo cálido al oír su voz y ver su sonrisa tímida.

   Me atrevo a colocar mi mano sobre la suya y mirar a sus ojos. Gaara me observa sorprendido y toma también mi mano luego de unos segundos.

- A ningún lugar en particular, y a la vez, a todos lados - le explico con voz calma - Es algo que debo hacer.

   Sus ojos cielo me miran confundidos y siento ganas de pedirle perdón. De pedirle perdón por todo, especialmente por no poder decirle que me dirijo con él hacia su aldea.

- ¿Por qué? - pregunta mientras mira vehemente mis ojos.

- Yo... Necesito hacerlo, conocer otros lugares, estar un tiempo sin rumbo y sin pensar en el pasado... Necesito volver a empezar. Y sanar todo lo que sucedió.

   Baja su mirada, algo apenado y siento cómo su tristeza y decepción lo invaden.

- Pero... - tomo una flor que sostenía en mi mano - Volveré.

   Su mirada vuelve a subir hacia la mía, con un destello de esperanza. Mi corazón brinca dentro del pecho y sé que estoy tomando una buena decisión. Porque quiero volver hacia él, pero no puedo. Aún no estoy lista.

   Mi viaje recién comienza.

- Sé que no te merezco, Gaara, y que te hice sufrir estos años... Pero si me lo permites, con el tiempo, lo remediaré todo - me cuesta decir esas palabras, pero son totalmente honestas - Será un viaje largo, eso sí lo sé...

- ¿Y luego podré volver a verte aquí?

   Me mira apenado y yo sólo aferro mi equipaje con más fuerza.

- No - musito con calma. Abre sus ojos, perplejo - Porque te prometo que mi última parada de viaje, será en la Arena.

   Parpadea, y una sonrisa surca su rostro con esperanza.

   Y allí comienza el final del fin. Y un nuevo comienzo.

   Porque por más largo que fuera mi viaje, me tomara el tiempo que fuera en sanar, esta vez sí cumpliría mi promesa.

   Y Gaara me observó partir con una sonrisa en sus labios.






“Me enseñaste el coraje de las estrellas antes de irte,
Cómo la luz continúa interminablemente incluso después de la muerte...
Con tu último aliento explicaste el infinito,
Lo extraño y hermoso que es tan sólo existir...”

𝓔𝓵 𝓛𝓲𝓵𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓪𝓱𝓸𝓻𝓪 𝓮𝓼 𝓡𝓸𝓳𝓸  (Neji Hyūga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora