|Capítulo 11| Ya Lo Intenté
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Se sintió muy bien el que hayamos estado en completó silencio durante todo el camino. Digo, él evidentemente no era para nada conversador. Y, yo tampoco hablaba mucho, menos con alguien así.
Austin fue el primero en bajar del auto, con su chofer sosteniendo la puerta. Arrastré mi trasero en el asiento; manteniendo, por precaución, una mano sobre mis pechos. No me iba arriesgar a que la delgada seda se corriera y dejara al descubierto mis senos en su máximo esplendor. No le daría semejante regalo al chofer.
Acepté la mano del amable hombre, apoyándome a salir con cuidado del auto. Me paré en la acera, acomodando mi vestido y, sobre todo, el escote.
Fue bastante vergonzoso ver a los extraños de la calle observarme. Lo hicieron con tanta intensidad, que me sentí completamente desnuda.
Una fuerte ráfaga de viento me sorprendió, azotando mi cabello y ocasionando que la seda se me pegara, marcando por completo mis piernas.
—¡Ay! —ahogué un chillido, despegando rápidamente la seda de mis piernas. Pero, en el intento, una muy descarada parte de mis pechos se mostró.
¡Fiesta para los pervertidos!
—¡No! —me enderecé rápido, con las dos manos cubriendo el enorme escote.
Me asustó el rápido movimiento de Austin, parándose frente a mí. Se había parado muy cerca y con la cabeza volteada sobre su hombro. Me incomodó mucho al instante deducir que lo había hecho para protegerme de las miradas, incluso de la suya misma.
Lo miré una vez más, apurándome en cubrir decentemente mis senos.
—Estoy lista. —susurré, mirándolo mantener la cabeza firmemente volteada y la vista lejos de mí.
Sin decir nada, se quitó el saco y me lo entregó.
Lo agarré, porque prácticamente me lo había lanzado.
—No lo necesi...
Volteó, sin todavía mirarme.
Suspiré, resignada.
Sí lo necesito —lo admití en mi cabeza, poniéndome el enorme saco sobre los hombros.
Un fuerte silbido coqueto me obligó a voltear.
Un par de hombres mayores con traje, del otro lado de la pista, me miraban con una gran sonrisa. Los dos fumaban y me pareció que esperaban cruzar a por mí.
El auto y el chofer de Austin ya no estaban, lo que me angustió. Porque los hombres de traje, tenían el camino libre. Lo único que nos separaba, era la pista.
Definitivamente no me emocionaba esperar a tener dos desconocidos pervertidos cerca.
—Austi...
—Entremos. —Estaba junto a mí.
Apenas me tocó la espalda, invitándome a pasar al restaurante.
Asentí gustosa.
Juro que habría corrido adentro de haber estado sola, atrás de él; pero, para mi tranquilidad, Austin caminó atrás de mí. Sirviéndome de guardaespaldas.
Apenas ingresamos, Austin fue recibido con demandante respeto y atención. Lo saludaron por su apellido e incluso tres meseros y una mujer de vestido negro nos escoltaron hasta una mesa reservada.
Había quedado claro que era un cliente frecuente.
La mujer de vestido negro, se acercó a mí y me quitó el saco de los hombros. En todo momento mantuvo una sonrisa. Fue todavía más feliz al acercarse a Austin a ponerle el saco.
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Generación Élite ✓
FantasyNacida para heredar la fortuna y logros de su madre, la vida de Acri Reinhardt debía ser perfecta. La ausencia de sus padres, el abandono de su hermano mayor; nada fue ni remotamente comparable con el daño que su estabilidad mental sufrió tras prese...