Sunrise

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Para él yo era la persona que lo había ayudado y comprendido sin que tuviera que decirme mucho, sin nada más que una ayuda incondicional y sin esperar nada a cambio. Si él supiera que esperaba algo en realidad, ¿ya no querría mi ayuda supuestamente desinteresada? ¿O me volvería a dar un abrazo lleno de ese cariño que le estaba dando a su hermana? Quizás él no entendía en realidad.

La verdad era que todo eso era simplemente culpa mía, nunca le expliqué por qué lo estaba ayudando después de saber que se trataba de Jack Frost, y no de un ladrón como yo creí. Así que ciertamente no tenía por qué echarle la culpa a él por no entender lo que yo sentía cuando siendo sincera, no se lo había explicado, esperaba que él por arte de magia interpretara las cosas.

Realmente estaba enojada conmigo misma, pero era mucho más fácil culparlo a él solamente porque no podía admitir mis errores. Era más sencillo pensar que era él quien no lo entendía a decir que yo no podía explicarlo por miedo.

Sus abrazos eran tiernos, eran agradables, y me gustaron, el último de ellos sobre todo, pero eran abrazos que me estaba dando a falta de alguien en quien centrar sus atenciones, a falta de su hermana.

Era lo mismo que hacía poco había hecho conmigo. Bueno, realmente fue siete u ocho años atrás, pero era igual, es decir, me había sentido especial, cuando en realidad yo sencillamente había recibido el mismo tipo de atención que le dio a ella. Sólo era un reemplazo de su hermana, alguien en quien pudiera centrar sus cuidados y afecto. Sólo me hizo mimos porque yo los necesitaba como Emma los necesitaba en ese momento. Y yo que me sentí tan especial. Que boba había sido todo este tiempo sintiendo que para él yo significaba algo más.

Luego él apartó las manos de su hermana y lo vi caminar a la puerta, jamás le dio la espalda hasta que él desapareció de su vista. A pesar de toda esa ternura que acababa de ver, de que realmente siendo tan dulce era incluso más perfecto, yo estaba enojada, tan enojada que no me moví de mi lugar.

Emma quedó limpiándose las mejillas, luego sonrió y miró el techo, o así me pareció, pero ella realmente debería estar queriendo mirar el cielo. Jack había dejado de ser visible para ella, sin embargo yo podía verlo, se había quedado frente a la puerta de espalda a mí, y yo no estaba segura si él sabía que había despertado, o no. Luego Emma salió de la capilla, sonriendo y saltando y pude entender que habían pasado ese día, exactamente diez años desde que Jackson Overland se había ahogado en el lago y había surgido el Jack Frost que todos conocíamos. Jack suspiró y se dio la vuelta para abrir la puerta topándose conmigo.

–Ah, por fin despiertas, me tenías preocupado –dijo.

–No había razón para que te preocuparas –le dije y me di la vuelta.

–Por supuesto que sí –dijo él alcanzándome–, no tienes idea lo mal que me sentí cuando no despertaste, te tuve que cargar hasta aquí con la preocupación encima. Creí que estabas muerta, y me llené de miedo. Prim lo siento –dijo agachando la cabeza.

–¿Por qué lo sientes? –pregunté.

Sabía bien cuál sería su respuesta, y a pesar de eso seguía teniendo la misma actitud de alguien a quien todo le importa poco, a quien las cosas no le importan a pesar de los sentimientos de otros.

–Porque casi te congelo –respondió–. Cuando Pitch te jaló por el cabello no sólo lo congelé a él también a ti, y me asuste cuando no despertaste, pensé que te había congelado el corazón o algo así.

–Pero no pasó nada –dije seriamente.

–Espera... me asusté, ¿entiendes eso? –preguntó–. En verdad que me asusté, soy responsable de ti.

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