Epilogo

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 –¿Y entonces? –pregunta Jamie

Tiene casi el mismo estilo que yo para levantar una ceja de forma épica.

–¿Entonces qué? –pregunto sin querer responder.

Su madre ha salido otra vez, pero ahora se llevó a Sophie, así que la pequeña no está en casa. Aunque quien está es Pippa. Se supone que tenía que ayudarle a Jamie con sus trabajos porque él está atrasado, eso no sería de sorprender, que ella tuviera que venir a darle clases, ya que él está un año más atrás que ella.

Sin embargo en el momento que entré por la ventana, los dos se olvidaron por completo que tenían tareas y estudios. Pippa sobre todo, más que Jamie. No me parece que realmente ella sea una chica distraída, o irresponsable de sus estudios, pero parece ser también que me tiene demasiado cariño, el suficiente como para ignorar su estudio en lo que se nota, es aplicada.

–¿Cómo que entonces qué? –pregunta Pippa.

–Sí, no te hagas el que no sabe nada –comenta Jamie molesto.

–Es que no entiendo.

–Hablamos de Primavera.

–¿Qué hay con ella?

–Voy a golpearte con la almohada –amenaza Pippa sosteniendo la misma–. Si no nos dices, te voy a golpear.

Ella está sentada en la cama, yo en el suelo y Jaime en una silla, así que no es de sorprender que amenace con lo primero que encuentra.

–No me harías daño, solamente me atravesaría la cara y listo –le recuerdo–. Inténtalo.

Y ella realmente lo cumple. Y yo que pensaba que no lo haría. La almohada azota en mi cara sorprendentemente. Parece ser que aún no controlo esto de hacerme visible, o traspasable cuando quiero.

–¡Ya dinos! –grita Jamie.

–¿Qué quieren que les diga? –pregunto desesperando a Pippa.

–¡Respecto a Primavera!

–Por eso, ¿qué quieres que te diga con respecto a Prim? –pregunto.

–Arggg. Eres tan desesperante –comenta la chica dejándose caer a la cama.

Empiezo a reírme. Sé qué quieren escuchar, pero me gusta desesperarlos. Aunque al parecer a ellos no les agrada mucho eso. Me mezo de un lado a otro con una gran sonrisa.

–La besé –admito.

–¿Y? –pregunta Jamie.

–Y le pedí que fuera mi novia –digo.

–¿Y? –pregunta Pippa.

–Y ella aceptó –les digo.

–¿Así de simple? ¿Sin nada más? ¿Sin romanticismo? ¿Ni el beso lo fue?

–No puedo besarla más, literalmente me siento mal porque es demasiado cálida. Pero te aseguro que el resto de las cosas que le digo son románticas. Bueno eso quiero pensar, no tengo experiencia con las chicas, solamente recuerdo a dos chicas, mi hermana era una, y la otra era una amiga suya. Pero a nadie más. No sé cómo se reacciona, además, no quiero cambiar.

–No creo que debas cambiar algo de ti –dice Pippa para mi sorpresa dejando atrás todo el enojo–. Porque le gustaste siendo cómo eres. Eso es lo verdaderamente importante.

Sí,así es. Prim me gusta cómo es, siendo tan dulce, amiga de las ardillas, unachica amable y social, una que soporta mi mal carácter cuando estoy irritable.Ella me gusta así, y espero también ser suficientemente bueno para ella. No solopara gustarle. Bueno, 

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