Moondance

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Y así los otros guardianes han intentado hacerme entrar en razón, me han aconsejado, y algunos me han cuidado quizás exageradamente. Como cuando había tormenta en el palacio de las hadas, y Hada prácticamente me mandó a dormir temprano con la hadita bebé, cobijado con un montón de mantas. Entonces fue que descubrió una cosa que la dejó más pasmada de lo que ya estaba.

–Yo no duermo –le dije.

–¿Cómo que no duermes? ¿Qué quieres decir con eso? Todos duermen. Hasta Meme –dijo ella recordándome al hombrecito dorado.

Sí, lo sé, pero yo no duermo. Es más si no me crees puedes ir y preguntarle a Meme –le dije apuntando con una mano.

Y sí lo hizo, no creí que fuera realmente capaz de preguntarle a Meme si era cierto que yo no dormía nunca. Él llegó rápidamente porque en realidad ella lo llamó como si se tratara de una emergencia, y en realidad todos los guardianes acudieron como si fuera a aparecerse Pitch.

Como aquello sucedió solamente unos meses más tarde de haberlo derrotado, por esa razón no me sorprendía que repentinamente todos estuvieran interesados en su aparición. Pero él no apareció realmente, y Hada tuvo que darles explicaciones.

Los había llamado por una mera tontería. Y claro que yo, todavía en aquella cama, cobijado hasta los codos, no más allá porque no me dejé tapar más, tenía que ver cómo ellos se angustiaban por una cosa tan ridícula como esa. Los guardianes estaban hasta cierto punto, más tensos que de costumbre solamente por una información como aquella.

–Por si les interesa saberlo, tampoco como –les dije molesto para luego cruzar los brazos.

Quizás no debí haber dicho eso, las cosas fueron todavía peor. Norte entendió la razón por la cual no había tomado pastel de frutas. No entendía realmente por qué les asustaba tanto que no durmiera, ni comiera. Es decir, no era cosa del otro mundo. Quizás a ellos no les pasaba. Pero a mí sí.

No los entiendo –les dije pero miré a la Hadita a un lado de mí–. Me están tratando como a un enfermo, y no estoy enfermo. ¿Ya me puedo levantar?

No –dijo Hada con una mirada determinada.

Me volví a cruzar de brazos e inflé de aire las mejillas.

Meme, ¿es cierto que el enano no puede dormir? –le preguntó Norte.

Sandman se puso serio, hizo movimientos con las manos y luego imágenes en su cabeza con arena, pero al final se frustró y sacó la arena por las orejas. Supuse que él tampoco tenía la menor idea de por qué yo no duermo.

–Hacen una tormenta por nada –les dije.

No entiendes lo que significa esto, Jack –dijo Hada acercándose, ella me puso una mano sobre el hombro como con instinto maternal queriéndome decir que no debía preocuparme.

Claro que no me preocupaba eso. Ellos eran los que estaban como locos preguntándose por qué no dormía ni comía como si eso fuera a hacer alguna diferencia. Ellos eran los que estaban nerviosos como si se tratara de alguna especie de descubrimiento negativo referente a mí. Hasta llegué a imaginar que dormir y comer, o actuar, llevar a cabo alguna de las otras necesidades fisiológicas humanas fuera un requisito necesario para ser un guardián.

Ellos estaban como locos, mientras yo no podía entender nada. ¿Por qué era tan importante? ¿Por qué era algo para estar tan alarmado? ¿Y por qué pensaban que yo era el más preocupado? ¿Acaso no se daban cuenta que eran ellos? Entonces me di cuenta de algo, como Jamie dice, me cayó como una especie de rayo iluminador, espero que eso sea figurativamente hablando, no quiero un rayo sobre mi cabeza. Entendí qué los mantenía tan preocupados.

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