En cuanto vuelve a hacer frío, regreso al mismo lugar, de hecho tengo que trabajar con casi un mes de adelanto a Norte, bueno, ese es mi trabajo, llevar gélidos vientos y hacer nevadas, no es mi culpa si todo se congela y termina habiendo muchos problemas, me encargo de dar diversión a los niños con los días nevados, no tanto a hacer felices a los adultos.
Hoy finalmente regreso a casa.
Me sitúo frente a la ventana de Jamie, vaya que ha crecido ese chico, ha crecido Sophie, que no crezca él. Está con la cabeza metida en un libro, ya no es el libro de pie grande, es un libro de sexto grado. ¿Tanto han crecido? Me pregunto. Qué pronto se pasa el tiempo. Casi volando.
Siento que apenas ayer lo conocí, y que era un niño inocente y al mismo tiempo lleno de tanto entusiasmo por tener aventuras increíbles. Es casi como si repentinamente ese Jamie que corría a su casa con un libro de fantasía hubiera sido dejado atrás por este Jamie más grande y decidido.
Toco la ventana con el cayado y hago un pequeño dibujo, los pajarillos vuelan sobre la cabeza de Jamie que no los nota, supongo que piensa son mosquitos o algo por el estilo, le sigo molestando con ellos mientras trata de alejar a los revoloteadores pajarillos miniatura con una mano y sigue con la cabeza en el libro. Ni siquiera presta un poco de atención a lo que está sucediendo. La puerta se abre y veo a Sophie que entra por la misma dando un salto.
–¡Jack! –grita la niña.
Jamie voltea a la ventana y me ve por fin. Atravieso la ventana primero con una mano y la cabeza, y luego el resto de mí. Con una mano metida en la bolsa delantera de mi chamarra y la otra en el cayado le sonrío a modo de saludo. Rápidamente Jamie se levanta y abre la ventana mientras Sophie juega con los pajarillos dando saltos.
–¡Hola Jamie! ¡Hola Sophie!
A él le paso una mano por la cabeza despeinando su cabello, mientras que a ella la levanto en brazos.
–Oye Jack lo siento –dice Jamie–, estaba ocupado.
–Ya lo noté –contesto.
Sophie se pasea por mis hombros hasta que termina sentándose en ellos y con la cabeza sobre la mía para alcanzar los pajarillos.
–Te hubiera visto, si hubieras tocado la ventana.
Tomo a Sophie y la dejo en el suelo, luego me tiro en la cama. Doy vueltas en ella, extrañaba esta sensación de familiaridad que simplemente no puedo encontrar en ningún otro lugar. A decir verdad, no es como que en otras casas me meta a dormir en una cama ajena. –Y eso de dormir ni siquiera sucede, no he dormido en siglos–. Solamente aquí hago esto porque me siento como si estuviera en mi propia casa.
Ahora que lo pienso esta podría ser mi vieja casa, es decir, la casa de Jamie podría estar sobre la que fue una vez mi casa. Entonces me acuerdo de la imagen proyectada sobre la cabeza de Meme aquella vez. Creí que se trataba de mí, de mi familia. Pensé que esa imagen en color arena éramos nosotros. Pero no.
En realidad eran Jamie, Sophie y su madre. Me siento un tanto decepcionado de no comprender los dibujos de Meme, pero es que siendo sinceros, están hechos con arena, resulta imposible entenderlos si no tienen nada de color. Sin embargo otra parte de mí se alegra porque él quiso decirme que quizás Jamie puede comprenderme. Quizás él es la persona que puede entender mi revoltijo de emociones encontradas y el caos es mi cabeza. La persona que me ayude a encontrar las respuestas.
–Llegaste antes –dice Jamie lanzándose como bomba a su cama.
O quizás no.
Me levanto antes que Jamie caiga, y claro que él termina solo.

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Crystallize
FanfictionHace ya muchos años que escribí este fanfic. Pero he vuelto a las andadas, es decir he estado escribiendo un montón de cosas más. Y ahora decidí que ya era justo darle su lugar a estas historias. La historia de Jack Frost desde donde se quedó según...