Aquí estaba nuevamente. Al día siguiente, no le encontraba sentido, otra vez, a mi desdichada vida.
Ya no quedaba comida en el almacén y las notificaciones de embargo habían hecho explotar mi buzón.
Veía las redes sociales sólo para torturarme con las fotos de mi ex esposo junto a mi mejor amiga, estaban de vacaciones en el Caribe, derrochando todo mi dinero.
Papá tenía razón. Él era un... ¿cómo lo llamaba? Completo imbécil. Pero yo lo amaba y creía que él a mi, que idiota e ingenua fui.
—¿Otra vez aquí? —oí la misma voz masculina de ayer.
—¿Es que uno no puede suicidarse tranquilamente? —bufé volteando a verlo y alzó las manos en una actitud despreocupada.
—Claro que sí, adelante. —animó. —yo sólo digo que tomes en cuenta la cantidad de rocas abajo. Al caer, una puede golpear tu cabeza y no sería lindo darle de comer a los animales tu cerebro cuando te arrastre la corriente.
—¿Qué demonios haces aquí?, ¿acaso me estás siguiendo? —cuestioné y soltó una risa con escepticismo.
—¿Por qué querría seguir a una chica suicida, a un puente abandonado en medio de la nada? —nos quedamos mirando unos segundos y alcé una ceja al mismo tiempo que una sonrisa arrogante aparecía en mis labios por su respuesta. Guardó silencio y cuando se dio cuenta de lo que dijo, respondió nuevamente. —Bueno, punto para ti. Suena muy mal cuando lo dices en voz alta. —inevitablemente solté una carcajada.
—Entonces... si me permites. —subí a la baranda con lentitud, podía sentir su mirada posada en mi y eso me incomodaba por completo. ¿Quién quiere expectadores en tu suicidio? —¡¿podrías dejar de mirarme?! —exclamé girando mi rostro para conectar sus ojos verdes con los míos.
—Lo siento. No todos los días ves un suicidio en vivo. —fruncí el ceño por su contestación.
—Estás enfermo.
—Yo no soy quien está por lanzarse del puente. —comenzó a silbar y se dio media vuelta alejándose de mi otra vez.
—¡Hey!, ¡cabeza de retrete! —le grité y se detuvo volteando a verme con molestia.
<<Bien hecho, Marinette. Hace enojar a un desconocido en medio de la nada.>>
—¿En serio?, ¿es lo mejor que se te ocurrió? —me crucé de brazos bajando del barandal.
—Aún no me dices lo que haces aquí. —lo miré expectante y sonrió girandose por completo en mi dirección. Su cabello siguió la dirección del viento, desordenando su perfecto peinado de oficina.
Puso ambas manos en los bolsillos de su pantalón y como si no bastara su sonrisa deslumbrante, me miró directamente haciéndome estremecer con el verde de sus ojos.
—Lo mismo que tú. —eso fue lo último que dijo antes de irse lentamente silbando por el bosque.
Sus palabras me dejaron sin habla y la curiosidad despertó en mi como cuando te dicen en tono cantarín "no pasa nada", y siempre resulta pasar de todo.

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Lo Mismo Que Tú...
Cerita PendekLa vida de dos personas se cruzó en el momento preciso. La soledad puede ser muy mala consejera al momento de tomar una decisión con respecto a nuestro futuro. Ambos anhelan lo que tuvieron alguna vez, pero... ¿podrán conseguirlo nuevamente? Quizás...