Hasta que la muerte nos una♥© (Malerivals×Ayano)

4.- Mujo Kina: PARTE 1

Siguieron a Taeko con gran incertidumbre, la azabache no había dicho nada, simplemente estaba alimentando la curiosidad de ambos chicos.

Caminaba moviendo las manos de adelanta hacia atrás intercaladamente, mientras taradeaba una corta melodía repitiendo su patrón.

─¿Entonces....─Arrastró las palabras─¿Qué tienes que mostrarnos?.

─Llegamos─anunció ignorando la pregunta de la pelinegra. Observaron su entorno, notando que se encontraban en el club del ocultismo.

─¿El club del ocultismo?─Pregunta irónica─ Ya lo conocemos.

─Ya lo se tonta, lo que quiero mostrarte es este libro que me presto Shin─Les tiende un libro con una tapa roja y letras poco entendibles.
─Al principio me pareció inservible, pero al continuar leyendo, me di cuenta de algo. Un demonio de la sabiduría a quien podemos contactar y preguntar acerca de tu estado.─Se emocionó ante la idea.
─Solo tenemos que resitar el conjuro y colocar unas velas alrededor. Por suerte las traje conmigo ¿Estan listos?─Los miró emocionada. Para luego dirigirse a la puerta colocandole un seguro.

─T-Taeko, no creo que funcione, además, para invocar un espíritu es necesario dar algo a cambio, una alma tal vez─Mencionó dispuesta a irse.

─Es verdad, en mi caso, yo no creo en lo paranormal, así que no serviría de nada─Le habló con seriedad el pelirosa. La chica los miro desconcertada.

─Será eso o ¿Tiene miedo?─Entrecerro los párpados con un sonrisa burlona.
─No pasará nada─Dicho esto comenzó a alistar todo antes de que la pudieran detener.
─Muy bien, tomen asiento─Al no ver acción por parte de ellos, tuvo que tomarlos de los hombros, obligándolos a sentarse en el medio.

─Cierren los ojos y repitan despues de mi─La pelinegra estaba indecisa y realmente no esta dispuesta a seguir con aquella estupidez, sin embargo él, al ver la tensión de la chica, no dudo en tomarle la mano y tranquilizarla.

Con tan solo el tacto de su piel, la hizo estremecerse a tal punto de sentir los latidos de su corazón, ¿Qué era aquella sensación?

Lo observó por unos segundos, notando el bello perfil de aquel hombre, con una tez muy blanca. Rápidamente apartó la mirada cuando él volteó a verle. Simplemente sonrió y cerró nuevamente los ojos.

Después de repetir consecutivamente aquellas frases, el ambiente había cambiado drásticamente, estaban en la penumbra de la obscuridad, donde fueron cegados de los ojos por un breve instante.
Los sonidos espeluznantes, les daban escalofríos por todo el cuepo a los tres chicos.

─Ayano ¿Qué se siente volver?─Voces susurraban sus oídos haciéndole temblar del terror, no entendía del todo lo que decían e instintivamente se pegó al cuerpo de Mujo, enrrollando sus brazos por los de él, tratando de encontrar cierta aliviez.

El chico solo la miró sorprendido.
─¿Estas bien?─Acercó su mano por su mejilla acariciandola, sus facciones estaban tensas y arrugadas. Sentía su miedo.
─Tranquila─coloco su mano sobre la coronilla de la cabeza.

─¡Chicos!─Habló en voz alta la azabache. Ambos se levantaron inmediatamente.

─¿Dónde estamos?─Preguntó la pelinegra.
El lugar era obscuro como de costumbre, sin vayas ni paredes, ni un techo, todo era un espacio abierto y angosto pareciendo infinito.

─Increíble, no pensé que un lugar así existiera, ¿Estoy soñando?─El pelirosa se dio un pellizco para corrobar si era una ilusión pero al sentir el dolor descarto tal idea─No, esto es real.

─¡Funciono!─chilló de emoción.

─¿Así de fácil?─Ayano empezaba a extrañarse, todo era realmente indescriptible y poco fiable.

─Ara, ara ¿Qué tenemos aquí?─Un espectro apareció frente a los chicos, sus ojos eran completamente obscuros, pero lo que más resaltaba de ella era su fina vestidura, dejando a lucir su cuerpo femenino, y unas alas negras, como las de un murciélago, mientras que en la cabeza relucían dos especies de cuernos en forma de alas y una cola larga terminando por una punta triangular.

Abrieron los ojos aterrorizados y a la vez sorprendidos

─¿T-t-tu eres la demonio de la sabiduría?─La azabache se armó de valor para preguntar, ya que sus ojos detonaban pánico y terror.

─Pff─Solto un gran carcajada─¿Qué dices?─Sus alas se agitaban sosteniendo su cuerpo en el aire.

─Necesitamos saber información, por eso hemos recitado el conjuro del demonio de la sabiduría.─Sus palabras temblaron un poco.─Sobre FunGirl─Susurró.

El espectro se asombro ante su declaración.

─Lo siento querida, no soy la demonio de la sabiduría si no la de la lujuria─Dejó finalmente de agitar las alas para proseguir a descender lentamente al suelo.
─Sin embargo, puedo ayudarte con eso─Caminó con pasos deliberados y hacía uno de los chicos, específicamente Mujo. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Ara, ara ¿Qué ven mis ojos?. Un alma pura y espléndida, justo lo que tanto deseo─se acercó peligrosamente a él, posando su mano en su hombro, enviando pequeños toques a su cuerpo del pelirosa.
Después se dirigió a Ayano, tomando su rostro entre sus manos─Tu alma esta corrompida y vives sumersa en una inmensa obscuridad consumiendo a todo aquel que se realciona contigo, devastando la felicidad a tu pasó. Me agrada.─La pelinegra no pudo evitar confundirse ante sus palabras.
─¿Qué es lo que quieren saber?.

─Ayano lleva una marca─Le mostró la muñeca─Y hemos leído acerca de una maldición de Fun girl.─La demonio observó bien la mancha negra identificandola enseguida.

─Si, es de Fun Girl.

Todos se miraron alterados pero guardaron la calma.

─Entonces ¿Qué clase de maldición es?─Nuevamente se acercó a Ayano, posando su mano sobre su frente. Una ola de recuerdos llegaron a la mente del espectro pudiendo ver a través de la chica.

─Alguien cercano a ti te ha maldecido, pero no es cualquier persona si no, el demonio supremo reencarnado en humano.
Tu maldición es conocer el amor en diferentes mundo y vivir en el sufrimiento del arrebato ¿No te suena conocido?─Ladea una sonrisa macabra.

─Pero ¿Porqué? ¿De quién se trata? ¿Qué fue lo que hice?─La miró inquietada.

─Lo siento, es todo lo que puedo decir, ahora denme la parte del trato.

─¿De qué hablas?─La miraron confusos.

─Sus almas─Su risa abordó todo el entorno, haciendo temblar el duro suelo.