Miro mi reloj y suspiro. Por fin la hora del término de mi clase ha llegado.
Mientras guardo mis cosas, hablo con Ana de algunos temas relacionados a la universidad.
— Rayos, lo había olvidado. ¿Hasta qué hora te quedaste ayer en el centro? ¿Apareció el chico? —me pregunta, intempestivamente.
Sin saber por qué, sonrío.
— Sí, apareció a los pocos minutos.
— ¿Y qué te dijo sobre los mensajes?
— Lo negó todo. Y le creo. Él no tiene nada que ver con todo esto.
Andando a la par, salimos juntas del aula rumbo al ascensor.
En el camino, me resulta imposible no buscar a Fabián con la mirada por si no se ha ido aún.
Nada.
Era de esperarse. Cosas como las de hace unas horas pasan una vez y ya. Luego se esfuman sin más y no dejan rastro alguno.
— ¿Por qué tan segura? —me pregunta Ana.
— Intuición —le respondo al instante—. Aunque todo lo confirmé en la noche, cuando me llegó este mensaje.
Le coloco el celular a la altura del rostro mientras descendemos hacia la primera planta.
Ana abre los ojos como platos. Parece no poder creer lo que está leyendo.
— Esto empieza a dar miedo.
— Lo sé, ya me lo han dicho.
— Pero podría ser él igual. El mensaje no prueba nada.
— Es cierto, pero como te digo, me estoy dejando guiar por mi intuición. Roi parecía muy seguro cuando me dijo que no tenía que ver con el tema.
— ¿Roi?
— Sí, así se llama.
Mi compañera no dice nada. Solo me escruta con una mirada que insinúa cosas que no corresponden con la realidad.
— No, Ana. No pasa nada entre él y yo.
— Yo no he dicho ni una palabra.
— Pero lo pensaste.
— Ni lo niego, ni lo afirmo.
Me río ante su comentario.
Llegamos hasta la puerta principal del campus universitario y decidimos salir juntas. Esta tarde abordaré un taxi. No pienso caminar. No me da la vida para hacerlo.
Sin embargo, tras dar unos pasos en la calle, escucho algo que me paraliza por completo.
Su voz.
Es él.
No me cabe ninguna duda.
Continuamos avanzando y, a medida que lo hacemos, Ana se percata de que algo está sucediendo conmigo.
Al principio parece no entender qué ocurre, pero cuando acabamos viendo a lo lejos a un chico cantando acompañado de un ukelele azul, sé que no tendré que explicarle nada.
¿Qué hace Roi tocando afuera de mi universidad?
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El chico del ukelele azul
Teen FictionUn examen desaprobado, un padre irresponsable, un momento vergonzoso frente al chico que me gusta... ¿qué podría arruinar más mi día? Exacto, un músico parado en la calle cantando la canción favorita de mi exnovio.