Escribir "Amor" En Tus Brazos/H.S./(EDITANDO)

19

 -¿Hola?- Grite por toda la casa sola y tenebrosa en la que ahora me encontraba. Sentía mucho frío y no encontraba una buena explicación de porque de pronto estaba aquí. 

-¡Casey!- Gire rápido al escuchar ese grito detrás de mi pero lo único que vi fue oscuridad.

Recuerdo esto. Si. Lo recuerdo. Esta es la cabaña que había soñado la ultima vez que estuve internada en el hospital.

Debería de estar nerviosa ahora, pero no lo estaba. ¿Por qué?

Subí unas escaleras que quedaban pegadas a la pared. La madera vieja crujía al contacto con mi peso, lo único que podía escuchar aparte del viento entrar por las ventanas y mi respiración acelerada. Ahora si estaba nerviosa.

¿Por qué hago esto?

Cuando llegué al piso de arriba mis ojos miraban cada una de las tantas puertas que había ahí. Estoy loca, perdí la cabeza, estoy totalmente enferma. Lo sé porque estuve decidida en abrir alguna de ellas empezando por una de la orilla.

Después de tantos intentos de que aquellas se abrieran, no lo lograba, hasta llegar a la quinta puerta. La luz de la luna alumbraba aquel lugar y quede aterrorizada al ver una persona de espaldas parada en la esquina de la habitación.

-¿Estas lista Casey?- Su voz era macabra y no pude hablar con aquella persona al sentir un fuerte dolor en mi pecho que me hizo caer al piso. Rogaba con que parara aquel dolor, lo rogaba con todas mis ganas. Aquella persona se reía.

Seguía retorciéndome en el piso hasta que la risa se detuvo y enseguida el dolor. Me levante y la persona ya estaba volteando a verme pero yo seguía sin ver su cara. Una mano acarició mi hombro derecho pero lo ignore tratando de ver alguna facción en la cara de ese tipo. Y de nuevo sucedió…

Muchos gritos empezaron a escucharse por todo el lugar. Decían mi nombre una y otra vez, niños llorado, mujeres llorando, risas y mas gritos. El dolor en mi pecho regresó y ya no tenía ni la menor idea de que hacer para que todo esto terminara. Quería rezar pero el dolor no me ayudaba a concentrarme.

-¡Despertó! Despertó- Al abrir mis ojos una luz blanca caló en mis pupilas. -Casey, ¿estas bien?- Dijo un doctor que no pude distiguir por la mala vista que ahora tenía.

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Miraba de nuevo la ventana que estaba al lado de la camilla que me habían asignado. Un fuerte impulso de tristeza me venía  invadiendo desde hace algunos minutos.

-Creyeron que sería bueno que me vieras primero a mi- Voltee hacia la puerta. El chico pelirrojo que se hacia llamar mi primo entro por ella sin sonreír, tal vez porque sabe la gravedad de las cosas. -¿Como estas?- Levanté mis brazos tratando de mostrarle la enredadera de cables que tenia en ellos. Michael se sentó a un lado de mí buscando algo en sus bolsillos. -Venía en camino hacia acá y me encontré algo que te encantaría.- Saco ese paquete azul que bien sabía que era.

-Creí que...-

-¿Solo las vendían en Canadá?- Continuó Michael. Me entregó las galletas y yo las abrí desesperadamente, de verdad tenia hambre.