Cigarrillos y Sentimientos Encontrados

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"... Chae... Vamos, despierta" Mina había despertado silenciosamente unas horas antes. Y ahora que el desayuno estaba listo, se dedicó a buscar a las chicas para que comieran. Y aunque solo habían pasado dos días desde el incidente con el auto, Mina sentía que ya estaba arreglando las cosas. Poco a poco, claro; pero ya eran avances al menos. Ahora, tras despertar a Momo y Nayeon, iría donde Sana, aún tenía que hablar con ella. Cuando se acercó a la puerta, pudo escuchar un trozo de la conversación un tanto extraña para ella por la falta de contexto.

"Lo siento, no volveré a decir estupideces"
"¡No! ¡S-sí quiero!"
"En verdad? Parecías hasta asustada cuando te lo pedí. Está bien si no quieres hacerlo"

"¡Oh Dios! ¿Están...? No no no. No entraré ahí" Rápidamente saltó de esa habitación y prefirió ir a despertar a su compañera.
Claro, ese era otro pequeño problema que iba a solucionar. Por mucho que gustara de Chae, pensaba que ella jamás le iba a corresponder.

Poco tiempo antes de salir ese año del instituto, en una pijamada en donde las únicas sobrevivientes a las 2am habían sido ellas dos, Chae le confesó al jugar verdad o reto, que había estado enamorada mucho tiempo de la misma persona. Claro está en que no dijo el nombre, porque Mina pensó que ahí había perdido su oportunidad.

"Chae" En medio de ese mar de pensamientos, tenía que buscar la forma de solucionar eso. De lograr tener nada más que cariño en una amistad con la menor. Pero, ¿cómo podría? Le costaría aún más tras ver todas las mañanas su cara a veces muy cerca de la otra. Sus facciones tan delicadas y el pequeño sonido que emitía al dormir. La admiraba demasiado.

Y cuando, tras llamar su nombre una tercera vez, ella aún no despertaba. Sintió algo en su cuerpo que, aunque el corazón le impulsaba a hacerlo, el cerebro emitía una señal de no intentarlo.

Lentamente se acercó al rostro de la otra... Para luego intentar besarla. Apenas si fue un roce de sus labios, pero fue suficiente para alegrar a Mina el resto del día.
"¡Chaeyoung! ¡Me comeré tu desayuno si no te levantas ahora!" y por fin logró que la menor se incorporara a la cama.
"Está bien... Te había escuchado la segunda vez" dijo somnolienta y se dirigió al baño.

¡¿Segunda vez?!

"Oh mierda..."

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"Niñas, ¿están listas para Roma?" dijo más que emocionada la madre de Mina mientras todos desayunaban. Esta vez, tostadas francesas y jugo de durazno. Al unísono, escuchó un contento "sí" como respuesta.

Mina mientras tanto revisaba como tenía cientos de mensajes de su ex, pidiéndole que regresara a Corea, que la extrañaba, acompañado de varias fotos de sus abdominales y unas de un poco más abajo. Un par de días antes ella hubiese aceptado. Pero ahora, solucionó sus problemas más rápido que nunca. Lo bloqueó y continuó disfrutando su desayuno.
"Sana, ¿me pasas la miel? Digo, si no tienes las manos ocupadas como ahora temprano" preguntó Momo.
"¡Momo!" le dio un duro golpe en su pierna.
"¡Auch!"
El ambiente estaba mejor que nunca. Excepto porque Sana ahora debía tener una conversación un poco incómoda con Momo.

"Mamá, ¿cuándo nos iremos?" dijo Mina tratando de pensar en algo más que en Chaeyoung y la alta probabilidad de saber del beso.

"Esta tarde, llegaremos en la noche a la estación para descansar y así iniciar con energías desde muy temprano mañana" Un sonido de aborrecimiento sonó por parte de las chicas, quienes lo último que querían era levantarse a primera hora durante sus vacaciones.
"Vamos... No se desanimen. Es un hotel muy lindo con vistas impresionantes desde las habitaciones que reservé".

Todas estaban felices, eso sin duda. Por fin saldrían de ese pueblo. Pues aunque era muy bonito, necesitaban algo de turismo más allá. Y fotos para su Instagram por supuesto. Pero el solo imaginar el cansancio le hacía a Sana no querer mover un solo dedo de la vieja propiedad en que se hospedaba. Pensaba en lo tranquilo que sería estar sola en una casa tan grande. Pero cuando se imaginaba eso, Tzuyu también estaba en ese boceto que su mente hacía. La taiwanesa estaba tan dentro de su mente, que no podía evitar pensar en ella incluso en cosas que no iban a pasar. Rápidamente trató de concentrarse en otra cosa. Miró hacia un lado, y, oh sorpresa; la dulce mirada de Tzuyu se posaba sobre ella de manera tan indiscreta, que cuando sus miradas se juntaron esbozó una tierna sonrisa.

¿Cómo me haces sentir así?

No tuvo mejor salida que devolverle la sonrisa y luego ver exactamente al lado opuesto. Porque le molestaba demasiado. Le estresaba el hecho de sentir tanta confusión en su interior en momentos que se supone ya tenía calculados. Tzuyu arruinaba constantemente sus planes. Sus acciones lascivas terminaban en cosas tiernas que de sólo pensarlo le daban a Sana un dolor en el estómago. De verdad no lo entendía. Su corazón había dejado de sentir ese tipo de cosas cuando había sido roto dos veces. Definitivamente no iba a aceptar una tercera.

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"¿Estás sola?" preguntó Sana, entrando a la habitación de Momo y Nayeon.
"Nayeon está ayudando a Mina a empacar" avanzó y se sentó en la cama.
"Bien... Momorin... Debemos hablar"
Dijo de manera que su voz se escuchaba más aguda de lo normal.
"¿Hablar sobre qué?" dijo Momo verdaderamente sin idea alguna. Era un poco despistada, lo cual Sana agradecía en ese momento.
"Sobre esta mañana. Sobre... Ya sabes..." su boca se rehusaba a nombrar palabras tan conocidas por las dos.
"No te entiendo" dice Momo con una pequeña sonrisa que reflejaba perfectamente su confusión.
"Mierda, ya lo sabes, s-sobre Tzuyu y yo..." iba bajando el tono cada vez más hasta volverse casi inaudible.

Momo dejó de empacar su propia ropa y se dirigió para quedar de frente a su amiga. Su relación siempre había sido muy cercana. La de Momo, Mina y Sana. Unidas más que a los demás por sus raíces. Por supuesto que las otras chicas eran muy queridas, pero era inevitable que las japonesas estuvieran más unidas.

Al estar frente a ella. Para darle una respuesta le acarició suavemente su cabeza y levantó su mentón delicadamente para hablarle.
"Te gusta mucho, ¿no es así?" dibujando una tierna sonrisa y expectante de una respuesta por parte de Sana.
"Yo..." no podía decirle que todo en realidad un juego. Pero no sabía si ella misma aún creía eso.
"Lo puedo notar. Soy bastante idiota. Pero me doy cuenta de que cuando la miras, tus ojos reflejan algo más que deseo, es como si ella fuera la única para ti"
Se alejó un poco para tomar asiento en la cama junto a su amiga.
"Ah, y si la quieres, deberías decirle, no pierdes nada con eso"
Acto seguido comenzó a doblar unas prendas para luego meterlas en su maleta.

Sana había quedado realmente perdida en las palabras de Momo. Porque, sí era verdad que Tzuyu estaba constantemente en sus pensamientos. Pero gustarle... Eso era algo imposible. Se había hecho una firme promesa de no volver a enamorarse. De no permitirse ser vulnerable ante alguien para luego regresar caminando con el corazón roto y llorar en una esquina de su cuarto en una casa dónde no había rastro de nadie más que el de ella.

De regreso a su cuarto. Se dio cuenta que los padres de Mina no estaban. Y las demás se encontraban ocupadas empacando. Sin embargo, Tzuyu no estaba en la habitación. Por lo que decidió aprovechar la situación.

Sacó un cigarrillo, lo encendió y comenzó a fumar apoyándose en la ventana. No era que la nicotina solucionara sus problemas. Pero la hacía relajarse y despejar su mente era lo que necesitaba. Luego podía pensar seriamente sobre lo que ocurría a su alrededor y en su propia mente.

Our Last Vacations [Satzu] 🔶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora