Capítulo 21; El corazón de la princesa

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            Si por un instante habéis pensado que la leyenda mentía, que tenía más de leyenda que de verdad, siento deciros que estáis totalmente equivocados. Tal vez ha sido culpa mía por haber empezado la historia antes, tal vez la verdadera leyenda llegue ahora. Seguramente no debería haber dicho que yo era la princesa, porque en esta historia yo no soy la víctima. Porque en la Leyenda de San Jordi y el dragón, yo soy el dragón. Siempre lo he sido…

            La historia es la de siempre; El dragón se llevaba a la gente aterrando al pueblo de Montblanc y sus alrededores. Un día salió elegida la princesa, que en realidad era una joven inocente de otro pueblo. Y antes de que yo, el dragón, pudiera llevarme a la joven, un noble caballero apareció para salvarla. San Jordi, el caballero, llegó a tiempo para rescatar a su princesa. La pregunta era… ¿A quién se refería exactamente la leyenda con princesa?

            Nadie se había planteado antes aquello. Nadie pensó que San Jordi no se quedó con la joven que rescató porque en realidad no era ella a quien quería rescatar. Todo el mundo supuso que el dragón era el malo del cuento; la princesa, la dama en apuros y San Jordi, el noble héroe y caballero. Cuando en realidad… era al revés. El dragón no era el malo del cuento, ni la princesa la dama en apuros, ni San Jordi el héroe y caballero. Ninguno de nosotros éramos quien la gente cree que somos. Pero en eso consisten las leyendas, uno dice su versión de los hechos y luego cada uno lo interpreta como quiere.

            ― Por favor… no me mates…

            Apenas podía oír la voz de la joven. Mis sentidos se habían nublado por completo. La racionalidad de mis actos se había ocultado en lo más profundo de mi corazón, un corazón congelado. El sol se ocultaba por las montañas blancas y la noche me daba la libertad y la ventaja de la oscuridad. Una oscuridad que ya no temía y que ahora era mi aliada. Mis ojos grises brillantes miraron a la joven sin ser demasiado consciente de ello. Debo admitir que no recuerdo demasiado bien esta parte de la historia, pues mis sentidos se habían convertido en instintos incontrolables. No pensaba, sólo actuaba. Mi madre me había dicho que siendo dragón sería libre, pero la única libertad de la que disfrutaba era la del corazón. No sentía nada, por lo que nada podía hacerme daño. Sin embargo, me sentía presa de algo que no lograba entender. Algo me obligaba a ser distinta, a ser aquello que había detestado toda mi vida, aquello que había odiado. Me había convertido en lo que mató a mis amigos, en lo que destruyó a mi pueblo y terminó con mi vida. Yo misma era la culpable de mi propia desgracia. Todas mis elecciones habían sido equívocas. Por alguna razón, aunque había elegido no entregar mi corazón y ser libre, sentía como si ese corazón que no había querido entregar hubiese desaparecido.

            Con mis garras cogí el pequeño cuerpo de la joven y alcé el vuelo ante la atenta mirada del pueblo, temeroso de mi ira. Por un instante vi los ojos de un hombre que lloraba, alguien lo tenía sujeto por los brazos e impedía que se acercara dónde estábamos. Parecía desesperado, y algo dentro de mí me recordó una escena parecida. Una no hacía tanto tiempo atrás, cuando yo estaba en la misma situación que esa joven.

Los gritos llegaban a mis oídos, pero eran ignorados. Con un vuelo fluido y ágil me dirigí a la cueva sin saber muy bien por qué hacía todo aquello. Mamá me esperaba con los brazos abiertos. Mis garras soltaron a la joven, la cual se acurrucó en un rincón y empezó a temblar.  

            ― Eso es, mi princesa. Esto es lo que eres. Asume tu naturaleza ―dijo mamá acariciando mi morro.

            Mi naturaleza. No entendía lo que me estaba ocurriendo, pero parecía que mi corazón de dragón no quería entenderlo. Se negaba a entrar en razón, no quería sufrir. De mientras, algo dentro de mí gritaba que debía despertar. Que no podía convertirme en aquello que tanto había odiado.

La leyenda de San Jordi, el Dragón y la Princesa... ¿O era al revés?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora