Asmodeo

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"Quienes se entregan a la venganza y se toman la justicia por su mano rara vez saben dónde está el límite "
[Richelle Mead]

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Realmente nunca fue su intención ser un pecado, no es algo que ella hubiese querido porque sí. Los arcángeles y los Pecados no tenían un género definido, pero a Asmodeo le gustaba tomar forma de mujer, le parecía más práctico, más tentador para los humanos y como era su tradición personal en cada época le gustaba cambiar de aspecto; ya había probado con todos los tonos de piel que hubiera visto en la tierra de los mortales, ya había hecho hermosas mezcolanzas de tonos de cabello y a ella le parecía bien.

Nunca pedía la opinión de sus hermanos y hermanas porque a ellos simplemente no les importaba su apariencia y para la lujuria era algo que no podía entender ¿Cómo no te va a importar como te ven los demás?, claro que para ella era algo más personal y diferente. No hacía falta tentar a los mortales para que despertaran el pequeño fragmento de ella en ellos mismos, pues, para cada mortal al momento de ser creados todos llevan un fragmento de pecado en ellos, los 7 pecados viven dentro de cada humano solo está en ellos saber si usarlos o no, claro que como es de esperarse los mortales preferían echarle la culpa a alguien mas que aceptar que ellos mismos cometen sus errores por ellos mismos, los seres sobrenaturales no tenían nada que ver en sus decisiones.

Pero no todo es malo, así como cada pecado vive en un mortal también cada arcángel, así que un humano tiene tanta maldad como bondad, esta se desarrolla a través de los años, solo deben trabajar lo que mas les parezca.

Incontables veces la lujuria se sentía halagada de como aquellos terrenos plasmaron en obras su esencia, le encantaba ver como la transforman en sentimientos puros y hermosos, pero claro para su hermano Miguel eso estaba mal, pues el mundo terrenal y divino solo había dos opciones: blanco y negro, pero nunca algo que pudieras elegir porque según él ya todos tenían asignados sus formas de ser y era algo que no podía cambiar.

A pesar de ser del partido de "los malos" al pecado menor nunca le gusto ir a la tierra para tentar a los hombres o mujeres, ella siempre iba para admirar las obras que hacían en su nombre, para maravillarse del arte que veían en ella y eso para el diablo y para dios estaba bien, porque no interfiere con la armonía. Pero para Miguel, siendo un experto en reglas divinas significaba peligro seguro y por eso Miguel llevó a la lujuria a corromperse de formas grotescas y crueles, enseñándole "disciplina" y dándole una falsa ayuda, pues la había asustado diciéndole que creer que de ella dependía la paz en los tres mundos y que si no cambiaba su forma de ser seria castigada y asesinada por el mismo padre de la luz.

Desde entonces la lujuria no le intereso regresar a la tierra o saber algo más de los mortales.

Pasados los 10,000 años siendo un pecado la lujuria prefirió  dejar de lado su ejército de demonios que estaban a su cargo y decidió ir hablar con su hermano más sabio -al menos eso creía-, viajó hasta la sala principal buscando aquellos cabellos rubios que caracterizaban al angelical ser pero no los encontró entonces decidió pedirle ayuda al padre de la luz y este le indico que estaba en la tierra, confundida decidió ir en su búsqueda ya que el viaje para conversar se había vuelto más interesante, más misterioso ¿por qué  Miguel estaba en la tierra de los mortales? Entonces tras 20 minutos de búsqueda en aquellos prados lo encontró, emocionada corrió a su encuentro, pero al percatarse que otra figura estaba con él decidió esconderse y ver la escena ante sus ojos, Miguel estaba con una mortal.

"¿Por qué?, hablar con los terranos estaba mal, ¿Por qué Miguel estaba rompiendo las reglas?"

Entonces presenció algo que estaba mal, algo que no debía hacerse; Miguel había tomado el primer beso de un mortal y después había matado a la mortal.

𝐋𝐮𝐳𝐛𝐞𝐥»𝐋𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora