Capítulo 3.

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—Wow, Eds, respira, respira— Richie le soba la espalda a Eddie, nervioso, porque pareciera que le está dando un ataque de asma.

—No...es que...yo... ¿Cómo... Cómo fuimos tan descuidados?— sus ojitos cafés están repletos de lágrimas—. Es decir, dios...si mi mamá llega a... dios, soy un idiota...— balbucea.

Richie se limita a abrazarlo.

—No digas eso...— le acaricia el cabello—. Es solo una broma de mal gusto, pasará, te lo juro, no importa a quién tenga que romperle la nariz.

Eddie hace un torpe intento de secarse las lágrimas con las mangas de su chaqueta—bueno, es la chaqueta de Richie, pero Eddie la usa más— y mira al de lentes a los ojos, dibujando una sonrisa quizás demasiado pequeña.

—Lo siento— le dice.

—Pareciera que te disculpas por existir, Eds.

—Tal vez...

Richie pone ambas manos en las mejillas de Eddie.

—Eso nunca.

Eddie lleva su mano a la herida que tiene Richie en la cabeza. El hilo de sangre que le baja por la frente ya ha comenzado a secarse.

—Debo curarte eso— dice.

Richie sonríe con picardía.

—¿Has oído que los besos curan?

—Richie...

—Lo sé, lo sé, mal momento.

Eddie se guarda la fotografía en el bolsillo con las manos aún temblorosas.

Quiere hacer muchas preguntas, pero sabe que las respuestas no las tiene Richie.

¿Quién tomó la foto? ¿por qué se fue contra ellos de esa forma? Sin embargo, no debería sorprenderle que cualquiera en Derry lo hiciera, es decir, Derry no es pueblo... tolerante. No, en ningún sentido.

Se obliga a respirar profundo.

—Vamos a mi casa— le dice a Richie.

Richie parece salir de su propia maraña de pensamientos, pero sonríe divertido al instante.

—¿Tu mamá al fin nos tiene una propuesta indecente?

Pero Eddie no está de humor para responder sus bromas, así que lo ignora.

—Tenemos algo así como dos horas antes de que ella vuelva de su club de... señoras.

Richie se contiene de hacer otra broma, aunque se le ocurren muchas.

—Me parece perfecto.

Pero nada es perfecto. No cuando en todo el camino Eddie camina a una distancia considerable de Richie. Y, lo que es más, no tomaron la fotografía como una advertencia...

Debieron hacerlo.

....

Eddie pone el algodón con alcohol en el corte en la frente de Richie y este pega un brinco.

—¡Ay!

—No seas llorón, Rich. Quédate quieto.

Eddie tiene una expresión concentrada en el rostro, de esas que pone cuando se las da de médico. Richie le da un rápido beso en la frente, porque no parece que esté de humor para recibir uno en los labios.

Eddie termina de desinfectar la herida y le pone una curita en la brecha que aquella piedra le hizo en la frente.

—Deberías ser médico, Eds— le recomienda Richie una vez que este a acabado la curación.

En secreto | Reddie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora